Punto que sabe a poco
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17º-23º

Punto que sabe a poco

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El Laracha se quedó con las ganas de sumar una valiosa victoria en el Municipal debido a un gol de penalti de Hugo Soto, delantero del Ribadumia, a falta de seis minutos para el final de un partido con una parte para cada equipo.

En la primera mitad fue superior el conjunto local, que supo controlar el juego directo del rival e hizo daño en ataque en las segundas jugadas y en transiciones a la espalda de los jugadores del centro del campo del Ribadumia. 

Sin embargo, el conjunto visitante espabiló tras el paso por vestuarios e inclinó el campo a su favor a base de juego directo y una mayor capacidad para ganar los balones divididos.

El Laracha se puso por delante al filo de la media hora de juego con un tanto de Sandá. El centrocampista aprovechó un centro desde la banda izquierda de Adri Castro para controlar y definir a la red desde el segundo palo.

El equipo de Óscar Gilsanz se encontró cómodo en el primer acto y fue capaz de dotar a su juego de profundidad, tanto por las bandas como con desmarques de ruptura de Adri Castro. 

Además, pudo llegar al descanso con una ventaja mayor si Iago Novo y Antón Concheiro aprovechasen sus ocasiones. El mediapunta realizó un tiro desde el pico del área derecho que fue bloqueado por un rival y el mediocentro probó suerte con un disparo de media distancia. Pero el marcador no se movió más en la primera parte.

Reacción visitante
Sí lo haría en el segundo acto. El Ribadumia dio un paso al frente después del descanso e incomodó la salida de balón de un Laracha al que le costó sacudirse la presión. Y no solo eso, el peligro a balón parado también cambió de dueño. 

El cuadro de Luis Carro, necesitado de puntos para mantenerse fuera de los puestos de descenso, rondó el área de Ricardo en varias ocasiones. En una de ellas, Tomás probó fortuna con un tiro potente pero no fue hasta el minuto 84 cuando se niveló la contienda.

Fue tras una falta de contundencia del Laracha, que concedió un saque de banda cuando anteriormente podía haber realizado un despeje frontal. El Ribadumia colgó el balón en el área, hubo una prolongación y, en medio de un barullo de jugadores, Hugo Soto conectó un remate acrobático de que dio en la mano de Antonio. Pese a sus protestas, el árbitro no dudó. El propio Hugo Soto lanzó la pena máxima y no falló, dejando al Laracha con la miel en los labios.

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