Pablo López Vidal: “A la gente de casa se nos valora menos”
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Pablo López Vidal: “A la gente de casa se nos valora menos”

Pablo López Vidal: “A la gente de casa se nos valora menos”
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Hace poco más de un año era el máximo responsable del Juvenil B del Deportivo. Su vida cambió por completo con la llegada de Clarence Seedorf al primer equipo blanquiazul. Pasó de Abegondo al banquillo de Riazor y a la selección de Camerún, donde ejerce de ayudante técnico.

Pablo hizo su apuesta, pidió una reducción de su jornada laboral para asistir a los entrenamientos del Depor. Allí es donde conoció a Seedorf, que le reclutó para su grupo de trabajo, de analista a ayudante, y ahora se lo ha llevado consigo. El coruñés reconoce que vive en un cuento de hadas y jura eterno agradecimiento al holandés, pero desvela un secreto: “Nunca sabes cuándo te va a llegar la oportunidad. Lo importante es estar preparado”.

¿Cómo contactó Seedorf contigo durante su etapa en el Deportivo?
Clarence pidió al club una persona que grabase los entrenamientos porque no tenían a nadie encargado. Nos presentaron y, poco a poco, empezamos a hablar. Primero me pidió que estuviese en las sesiones de vídeo, me preguntaba por jugadores o por situaciones en el campo. Yo siempre le di mi opinión y, al escucharme, me preguntó qué nivel tenía (Pablo López tiene el título UEFA Pro). Entonces me pidió que me sentase en el banquillo con él.

¿Qué recuerdos tienes de esos meses?
Para mí fue un cuento de hadas. Por la persona que me reclutó y por haber estado en el banquillo de Riazor, en Mestalla o en San Mamés. 

¿Sientes una parte de responsabilidad por el descenso a Segunda División?
Cuando estás dentro y los resultados no son los deseados siempre te sientes un poco responsable.

¿Qué falló durante la etapa de Seedorf en el Deportivo?
No tuvimos fortuna y los resultados no salieron. Haciendo un balance una vez terminada la temporada, creo que si hubiésemos ganado aquel partido contra el Espanyol, con las ocasiones que tuvimos, habría cambiado todo. Las dinámicas pueden depender de un gol y de un partido. Seedorf mejoró al equipo, que compitió todos los partidos con una idea de juego, pero los resultados nunca llegaron.

¿Profesionalmente te encuentas más cómodo en Camerún que en el Deportivo?
A nivel personal, por la familia y porque era el Deportivo, estaba mejor en A Coruña. Ocupar el banquillo de Riazor fue para mí lo máximo profesionalmente. Ahora mismo, en Camerún, por la formación y a nivel internacional y de currículum es una experiencia muy buena para mí. Parece que tienes que salir fuera para demostrar que vales. A la gente de casa se nos valora menos.

¿Cuándo te llamó Seedorf para contar contigo en el cuerpo técnico de la selección de Camerún?
Desde que nos conocimos tengo una relación fantástica con Clarence y en verano se puso en contacto conmigo para una primera opción después de dejar el Deportivo. Un poco más tarde se confirmó lo de Camerún y me llamó para apoyar como técnico ayudante y analista.

¿Te costó mucho tomar una decisión?
No me costó ni lo dudé. Seguir vinculado a Clarence Seedorf, por cómo entiende el fútbol y por su gestión de grupos y el clima de trabajo que crea, y estar en la selección de Camerún, la más importante históricamente en África por haber jugado más Mundiales, es una oportunidad que no podía dejar pasar.

¿Cuáles son tus funciones?
Trabajo a todas horas. Previamente a las convocatorias y a los partidos, analizo a nuestros propios jugadores y a los rivales, ya sea por vídeo o en el campo. Durante las concentraciones realizo la grabación de entrenamientos, estoy en el campo ayudando en las sesiones para dar ‘feedback’ a los jugadores u opiniones Clarence o a Patrick (Kluivert). Al acabar sigo con el análisis y, antes del partido, me encargo del vídeo preparatorio de partido y motivacional. Durante los 90 minutos, grabo y aporto información de lo que veo desde arriba, y al acabar, me toca realizar el análisis postpartido. Es una carga de trabajo importante.

¿Cómo es el trabajo previo a los partidos?
Tengo que extraer los detalles de cada jugador con análisis individuales y sintetizar varios partidos en vídeos de seis minutos, me puede llevar cada futbolista un trabajo de tres o cuatro horas.

¿Cuántos futbolistas has analizado desde que empezaste trabajar el pasado verano con Camerún?
Seedorf me envió en verano una tabla con los 500 candidatos seleccionables. Yo esperaba que iban a ser mil (risas). Además de los propios cameruneses entran en juego las dobles nacionalidades y es muy importante para una selección como Camerún. Por ejemplo, acaban de debutar dos futbolistas que habían jugado con todas las categorías inferiores de Francia.

¿Estás en contacto con ellos después de los partidos o las concentraciones?
Nosotros estamos pendientes de los jugadores que vienen con la absoluta. Les envío vídeos individuales para pedirles qué cosas queremos corregir, pero en su club igual les piden otras cosas diferentes.
   
¿Cómo son los futbolistas de Camerún?
Genética y físicamente son superdotados y tienen un buen nivel técnico, pero hay un problema importante: en la primera alineación que hicimos, por ejemplo, diez de los once jugadores estaban en ligas distintas. Cambian los modelos de juego, sistemas, cultura, alimentación, condiciones meteorológicas... Es muy difícil trabajar así y de conjuntar todo eso en una semana de preparación para una selección.

¿Cómo son los preparativos para los viajes a un continente como África?
Antes de subirme al avión tengo que vacunarme de la fiebre amarilla, las fiebres tifoideas, tomar pastillas para la Malaria y otras enfermedades, además de necesitar un visado, del que se encarga la Federación... La mayor parte de las veces me he reunido con Seedorf y Kluivert ya sea en Madrid, Barcelona, París o Catar, antes de volar a Camerún. Llegamos unos días antes que los jugadores para preparar las sesiones.

¿Te ha dado tiempo a conocer Camerún?
No tenemos tiempo material y la seguridad para nosotros es muy importante. No te puedes mover solo y, en mi caso, siendo blanco, llamaría mucho la atención. Vamos directos del aeropuerto al hotel y del hotel al campo para entrenar. En ese trayecto, normalmente por carreteras de cemento o de tierra, ves taxis con seis personas dentro o cuatro en una moto y sin casco... También se ven situaciones de pobreza, gente viviendo en barracones entre ríos contaminados.

¿Esa falta de organización también se nota en el fútbol?
África es un continente maravilloso a nivel natural, pero desastre organizativo. Al cambiar la sede (Camerún perdió la organización por la inestabilidad política y el incumplimiento de los plazos en las obras de los estadios) ya no estamos clasificados y tenemos que empatar, como mínimo, el último partido, en marzo contra Comoros. Es un equipo que juega bien y casi todos sus futbolistas militan en Francia aunque no se conozcan.

¿Cómo es un partido clasificatorio para la Copa África?
En Comoros, por ejemplo, jugamos en un campo como el de Meicende, donde cabían 500 o 1.000 personas y en el que había unas 10.000. Antes de cada partido, el árbitro comprueba todas las licencias y compara las fotos con las caras de los jugadores y les hace firmar... Allí no nos dieron balones oficiales para entrenar, había francotiradores en los tejados... No hubo violencia ni problemas graves, aunque saltó un espectador, pero enseguida lo redujeron y lo sacaron del campo. Para volver al hotel tardamos unas tres horas.

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