El Montañeros ha pasado de ser capaz de ganar partidos en una categoría dura como la Preferente –tiene jugadores de trabajo y talento para hacerlo ante cualquier rival– a encontrar la solidez y ejemplificar lo que es un equipo. Ante el Arteixo, un rival poderoso a nivel físico, supo defender bien las acciones a balón parado, controlar la velocidad de Denis y Nano y administrar la ventaja que le dio el golazo de Pablo Vigo. En el descuento y casi sin celebrarlo, Manu Santiso marcó el definitivo 2-0.
El planteamiento del Atlético Arteixo contra el Montañeros, tal vez por el campo, tal vez porque solo había ganado uno de los anteriores siete partidos, fue conservador. Mauro apostó por un dibujo con tres centrales –Javucho, Josito y Sergio– y por dos carrileros que también podrían jugar en el centro de la defensa –Castro en la derecha y Rebollo en la izquierda–. Por delante de la línea de cinco, Santi como pivote y más músculo con Dapo ligeramente escorado a la derecha y Sergito a la izquierda–. Uno de los factores positivos del esquema es que en punta hay dos delanteros y, en el caso del Arteixo, dos muy rápidos: Denis y Nano. En el primer tiempo, pese a que el Montañeros quiso salir con el balón jugado en muchas ocasiones, el conjunto rojiblanco no consiguió encontrar los espacios en la espalda del bloque rival.
Por su parte, al equipo de Pepe Mariño, en buena dinámica de resultados, no le costó asumir la iniciativa en el juego a través de la posesión y de la salida en corto desde Lestón. Esa idea inicial combinativa no estuvo enfrentada con el pragmatismo en situaciones determinadas. El Monta tiene a dos guerreros como Javi Suso y Tosca en punta. El primero juega de espaldas como muy pocos en la categoría –controla y descarga o prolonga para que corran otros–. El segundo no tiene medida en el trabajo, el desgaste, la disputa, el choque; hace ese trabajo sucio tan valioso–. Por detrás de ellos, como en una especie de triángulo, Herbert, probablemente el mejor futbolista de la categoría, hace lo que otros no pueden –moverse con libertad, aparecer en muchas zonas del campo y jugar siempre con sentido–.
Para que un equipo funcione bien, deben ofrecer un buen rendimiento todas las líneas: Lestón hizo un paradón a bocajarro a un cabezazo de Sergio en el 35, los cuatro defensas estuvieron un nivel alto y en el centro del campo Mariño acumuló a tres peloteros –Kevin, Varela y Herbert– que siempre estuvieron protegidos por el MVP: Moure. El ‘6’ morado se dejó la piel una vez más con trabajo por dentro y ayudas a los laterales, hasta se permitió una carrera de 60 metros por la derecha que acabó con un pase a Suso, que ‘estropeó’ la impresionante cabalgada.
El Arteixo fue mejor en el inicio del segundo acto pero se encontró con un Monta bien plantado que supo defender a la perfección balón parado y centros laterales. En el descuento, una buena presión de Santiso significó el 0-2 a puerta vacía. l
