Es en los campos como el del Roces donde se forjan los futbolistas de verdad. Y allí logró el Deportivo una victoria que tuvo de todo: polémica, emociones y un gol en el último minuto. Mario fue el encargado de firmar el triunfo blanquiazul cuando el partido ya agonizaba. Fue en el minuto 95, un tanto que dio paso a varios hechos reflejados en el acta: la tarjeta amarilla para Mario tras quitarse la camiseta y la expulsión de Carlos por saltar al terreno de juego increpando a la grada tras el pitido final.
Las acciones de Mario y Carlos pueden ser cuestionables, pero hablan a las claras de la tensión que se vivió sobre el terreno de juego y de lo que tuvo que aguantar el Juvenil A blanquiazul en el siempre difícil escenario de Covadonga, en el barrio gijonés de Roces, con bengalas incluidas, un ambiente hostil, como es costumbre por eso lares.
No desfalleció nunca el Depor, que trató de abstraerse de los factores externos y desarrollar su juego. Le costó ante un rival duro y que provocó muchas interrupciones en el juego. Intentó no entrar en esa guerra el equipo coruñés, pero acabó con diez jugadores por la expulsión de Fito, que vio dos tarjetas amarillas en menos de diez minutos, ya en la segunda mitad.
El tramo final del encuentro fue una auténtica batalla, pero el Depor se creció en inferioridad y encerró a su rival hasta conseguir el gol de Mario, que le da el triunfo a su equipo y se recupera después de encajar la semana pasada una dolorosa derrota como local ante el Celta en el ‘miniderbi’.
