El Silva es décimo y se encuentra a los mismos puntos (nueve) de los puestos de descenso que de las posiciones de fase de ascenso. Tal y como sucedió contra el Fabril, Marcos Gómez volvió a ser el gran protagonista de la victoria silvista. Sus goles, además, de su espectacular repertorio de acciones brillantes le han dado los seis últimos minutos a su equipo. La víctima de ayer fue un Polvorín incómodo en el feudo coruñés.
El infranqueable 1-5-3-2 por el que apuesta Javier Bardanca, manteniendo el 90% de los futbolistas en el último mes, ha hecho que el Silva solo encajase dos goles en los cuatro últimos encuentros ante Bergantiños, Fabril, Rápido de Bouzas y Polvorín. Una de las novedades estuvo en el carril izquierdo. Con Jacobo Lazcano fuera de la convocatoria, entró Rodri Parafita al once inicial. En el trivote del centro del campo, el jovencísimo Fabio se ha convertido en titular indiscutible junto a Kata, el equilibrio del Silva, y a Marcos Gómez, el talento. La pareja de delanteros estuvo formada por Souto, que vive su segundo juventud, y Joao Paulo, un futbolista necesario y prácticamente imprescindible por el modelo de juego del Silva.
A dos semanas para cumplir los 35, Marcos Gómez se ha convertido en uno de los jugadores más diferenciales del grupo 1 de Tercera División por lo que es y por lo que hace. Se cumplía un cuarto de hora cuando el Polvorín cometió un error en salida de balón de esos que se pagan en Grela 1. La pelota terminó en poder del ‘10’ del Silva, ligeramente escorado a la izquierda. Marcos, que maneja diferentes tipos de golpeo, metió el empeine de la zurda para soltar un trallazo seco que dio en la parte interior del lateral de la red. Imparable. Disparo letal.
El Polvorín también optó por un sistema con tres centrales: Nico Manteiga, con muchos problemas con la pelota, en la derecha, Jesús, el más aseado, en el centro, y Quindimil, incómodo en la salida, en el pasillo izquierdo. Varo en la derecha y Martín en la izquierda fueron los carrileros, larguísimos, en muy pocas ocasiones en campo propio. En el medio del campo tres futbolistas, siendo Brunet el que más mantenía la posición y Manu Núñez y Marcos con más libertad y más intención para asociarse con paredes. Rayco, la figura más desequilibrante del filial del Lugo, estuvo al lado de Christian, que no se atrevió a buscar portería en más de una situación. Al equipo de Durán le faltó profundidad y, aunque tuvo jugadas dinámicas, apenas consiguió sacar tiros.
El Silva pudo sentenciar en una nueva acción de Marcos Gómez, que llegó a la línea de fondo y sacó un pase atrás para Joni Fila, que siempre le da energía y vitalidad a su equipo cuando sale del banquillo. El Polvorín salvó el 2-0 bajo palos pero no evitó la derrota.
