Gilsanz: “Por partidos así uno se hace entrenador”
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Gilsanz: “Por partidos así uno se hace entrenador”

Gilsanz: “Por partidos así uno se hace entrenador”
Óscar Gilsanz, en el derbi del pasado domingo en el Municipal ante el Paiosaco | raúl lópez

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Pese a que un empate en casa en pocas circunstancias es bueno, Óscar Gilsanz, entrenador del Laracha, valora de forma muy positiva el trabajo realizado por su equipo ante el Paiosaco en un partido que terminó con 1-1. El técnico betanceiro destaca la riqueza táctica que hubo en el derbi.

“Es un empate justo. Ha habido diferentes porcentajes de posesión pero no de intenciones. Sabíamos que el partido tendría que pasar por no tener pérdidas que provocasen situaciones de contraataque con los dos jugadores descolgados del Paiosaco. Con la modificación del sistema inicial de 1-5-3-2 a 1-3-4-3 en fase defensiva abriendo a los puntas consiguen que sea más difícil realizar las vigilancias al abrirse también nuestros centrales pero lo teníamos previsto y hablado con la vigilancia de un mediocentro”, explica Gilsanz.

El técnico del conjunto rojiverde añade que “creo que manejamos el partido muy bien en la primera parte y que entramos mejor que el Paiosaco siendo capaces de conectar con Iago Novo y Sandá, que era nuestro objetivo para obligar a salir de zona a los centrales (Beto y Ventola) y generar espacios para Nacho y las entradas de los laterales. Lo conseguimos pero es cierto que no con mucha profundidad y eso no se tradujo en ocasiones claras. El líneas generales, el trabajo del equipo fue muy bueno contra un rival muy complicado”.

A nivel de profundidad y ocasiones de gol, el Laracha disfrutó de sus mejores momentos en el comienzo del segundo acto. “En la segunda parte entramos mejor en el partido en las vigilancias haciendo que el rival no pudiese conectar con los de arriba. Le provocamos un desgaste alto en el trabajo defensivo del Paiosaco que nos hacía volcarnos sobre la portería de Rama, pero no encontramos rematador en diversos centros laterales. Con los cambios que hizo Juan, el Paiosaco volvió a equilibrar el partido y a jugar en nuestro campo. La situación más clara del partido se produjo en nuestra área y hay que valorar el punto como positivo en una lucha de poder a poder. Para mí fue un partido muy bueno”.

Una de las grandes sorpresas del partido fue el triple cambio que realizó Juan Riveiro en el minuto 75 que, además, llevaba implícita una variación táctica del ya no inamovible 1-5-3-2. El Paiosaco jugó el último cuarto de hora en 1-4-4-2. “No le habíamos visto nunca ese sistema, pero nos dimos cuenta de inmediato al ver la posición de Juanma. Más que el cambio de sistema para el momento del partido, creo que fue para que Juanma tapase por delante de Pablo las subidas de Víctor. Con esta variante, el Paioasco pudo defender un poco más arriba. Nosotros también hicimos una modificación con la entrada de Antón por Ortu para dar un poco más de fortaleza en el medio y los últimos cinco minutos volvimos a tener opciones en ataque. Hubo una riqueza de estilos de juego y de nivel táctico muy bueno durante el partido”, explica un Gilsanz muy contento por el partido que ofrecieron tanto Laracha como Paiosaco.

Partido de entrenadores
En la crónica del partido de este diario se explicaba que el derbi había sido un partido de entrenadores. “Es lo que suele ocurrir cuando dos equipos se conocen tanto”, comenta Óscar Gilsanz, que añade: “Conocemos a los futbolistas, las posibles variantes y estás muy concentrado porque el ambiente lo requiere y todo se iguala. Uno se hace entrenador por un partido como este”.

Una de las pocas pegas fue el gol recibido. “El error es una mala defensa de un centro lateral. Había que fijar a ese jugador antes de iniciar la carrera.

Son acciones que hay que trabajar y en un equipo joven y con laterales que no están acostumbrados a defender dentro de área no es tan sencillo. Es una acción que solemos defender bastante bien, pero también tiene mérito el centro y la entrada al remate”.

Y sobre el ambiente, “sabemos que el Paiosaco es un equipo envidiable en cuanto a afición. Fue una fiesta. Ojalá todos los domingos hubiese un Laracha-Paiosaco”, sentencia Óscar Gilsanz.

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