El Victoria CF es uno de los clubes más importantes y emblemáticos del fútbol formativo gallego. Una entidad rebosante de éxitos en categorías inferiores que, en cambio, se había acostumbrado a que las alegrías le pasaran de largo en el fútbol aficionado.
Las ‘cebras’ tropezaron a lo largo de los últimos años en la misma piedra una y otra vez. Su primer ascenso a Primera Autonómica se produjo tras una multitud de intentos fallidos con finales amargos. Sporting Ciudad en 2003, Montañeros en 2005, San Tirso en 2006 y Dorneda en 2007 dejaron al Victoria con la miel en los labios antes de, ya con un máster en superación de decepciones bajo el brazo, lograr el objetivo en la campaña 2008/09 de la mano de Andrés Andrade.
Sin embargo, la historia se volvió a repetir en Primera en la década de los 2010. Como si el Victoria estuviera obligado a pagar un exagerado peaje antes de alcanzar el objetivo marcado, en este caso el ascenso a Preferente, los finales de liga crueles volvieron a cruzarse en el camino del club coruñés. El Arzúa le arrebató el sueño en una tanda de penaltis en 2014, un inesperado empate sin goles ante el Imperátor en la última jornada le dejó sin opciones en 2015 cuando tenía el ascenso en la mano y en 2019 se quedó de nuevo a las puertas del éxito en el playoff ante el Sigüeiro. Hasta que la historia cambió en la temporada 2019/20.
El técnico Diego Armando García tomó las riendas del equipo blanquinegro, repleto como es habitual por jugadores de la casa, y desde el principio comandó el campeonato con firmeza y autoridad. Pero esto es el Victoria. A pesar de mantener su condición de invicto tras 25 jornadas (20 triunfos y solo cinco empates), el ascenso no podía llegar sin suspense. La abrupta finalización de la competición que tuvo lugar en el pasado mes de marzo, provocada por la pandemia de Covid-19, dejó en el aire el desenlace del campeonato hasta que la Federación Gallega de Fútbol certificó el 27 de mayo de 2020 el ascenso a Preferente Norte del Victoria, que además lo hizo como campeón.
Tres protagonistas
Hoy, cien días después de la confirmación del histórico hito blanquinegro, tres de sus protagonistas analizan el camino recorrido y el significado del objetivo cumplido.
Juan Vázquez Veras, presidente del Victoria desde hace ya casi tres décadas, reconoce que se quitó un peso de encima pero lamenta que, después de vivir tantas decepciones con el primer equipo masculino, no se pudiese celebrar el ascenso sobre el terreno de juego.
“El ascenso tuvo un sabor agridulce. Se consiguió el reto que llevábamos persiguiendo, pero no se consiguió en el campo. Después de una competición inmaculada no lo pudimos festejar en el campo y, como estábamos confinados, tampoco lo pudimos festejar juntos”, admite Juan Vázquez, quien a pesar de la singularidad del ascenso, encaja con humor las bromas recibidas durante estos meses: “Algunos me sueltan la broma fácil y me dicen ‘tuvo que venir una pandemia para que pudierais ascender’”.
No obstante, Juan Vázquez está convencido de que esta vez no se le habría escapado el ascenso al Victoria. “El equipo iba rodado y no daba síntomas de agotamiento como en otras temporadas”, comenta el presidente, que tiene claro cuál fue el factor determinante en la espectacular campaña de las ‘cebras’: “La comunión dentro del equipo siempre fue perfecta, pero este año el plus lo puso el cuerpo técnico encabezado por Diego porque supo y sabe llevar la manija del vestuario y tener al equipo alerta”.
El destinatario de los elogios del presidente es un Diego Armando García que consiguió el ascenso en su primer año al mando del conjunto blanquinegro. Un hito que, según indica el técnico, “supone un orgullo y a la vez una alegría por el club y los jugadores, lo merecían”.
Diego también lamenta el hecho de no haber podido celebrar el objetivo sobre el verde y recalca que uno de los factores clave en su fichaje por el Victoria fue el afán del club herculino en el ascenso: “Si no hubiese esa presión por ascender no hubiese venido al Victoria. Es lo que nos motivó a mí, a Javi y a Roca a venir aquí. Desde el club no me llegó nunca esa presión, pero dentro del vestuario nos autoexigíamos conseguirlo”, afirma el técnico.
De vestuarios del Victoria sabe mucho Adrián Montero Sánchez ‘Monty’. El capitán blanquinegro lleva más de 20 años en el club y tiene claro que una de las causas del éxito es la calidad humana del plantel.
“La plantilla es increíble, no solo futbolísticamente ya que los resultados son obvios, sino también en la relación de amistad que todos tenemos”, asegura el defensa, que pone en valor el hito logrado: “Para los que llevamos varios años en el Victoria, más de 20 en mi caso, sabemos la importancia que tenía el ascenso para el club y para los jóvenes que vienen detrás”.
Ese es el legado del Victoria. Mantener la cantera y la formación en el punto de mira, incluso en los puntuales y agotadores éxitos del primer equipo. l
