Es hora de aprender la lección del primer día
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17º-23º

Es hora de aprender la lección del primer día

Es hora de aprender la lección del primer día
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A tenor de lo ocurrido en el primer encuentro, el Basquet Coruña tiene motivos para la (moderada) esperanza de cara al segundo, toda vez que en ningún momento fue netamente inferior a un Basquet Manresa que en su feudo se ha mostrado casi inexpugnable en lo que va de curso.
Los números, fríos a veces, en otras esconden verdades. Una de ellas es que el único cuarto desnivelado fue el primero (21-13); de los otros, el BC empató el segundo (17-17), perdió por la mínima el tercero (17-16) y por una canasta el último (15-13). 
Los números negativos, que también los hubo, claro, se encuentran en la faceta reboteadora, donde los pupilos de Diego Ocampo apalizaron a los de Gustavo Aranzana, más que en el total (43-34), en las capturas ofensivas (14-7), certificando que la ‘marea naranja’ no va por buen camino para aprobar en mayo su principal asignatura pendiente de todo el curso: proteger los rechaces de su propio aro.

Mejor puntería
Otros aspectos a mejorar son la puntería desde larga distancia (7 de 23 el viernes) y la aportación ofensiva de más jugadores, ya que cinco –la mitad menos uno de los que saltaron a la pista– se quedaron a cero en el primer capítulo, entre ellos un Sergio Olmos con problemas contra los larguísimos brazos de Jordi Trias y con las faltas, si bien es cierto que dos de las cinco que le señalaron se las podían haber ahorrado. A pesar de su veteranía y su estatus en la Liga, los árbitros siguen maltratándole.
La defensa fue correcta durante casi todo el partido y excelente en los minutos iniciales del último periodo, donde Aranzana se la jugó con un quinteto bajo, con Jesse Chuku y Dmitry Flis como interiores. Una maniobra interesante, puesto que ni Trias ni Nacho Martín son jugadores que hace demasiado daño en el poste bajo, salvo en los ‘pick and roll’ de Costa y Trias, y el desequilibrio en centímetros no es grande. 
Otro factor importante es la velocidad. Los mejores minutos del Basquet Coruña llegaron tras subir, después del descanso, una marcha más –el Manresa defiende muy bien en estático pero no tan bien en el juego a campo abierto–, pero sin caer en los errores de precipitación ofensiva, especialmente de un Trevor Cooney obsesionado por anotar (1 de 6 en triples, varios de ellos por una mala selección) del primer duelo. Y también de un Zach Monaghan que en las últimas semanas ha desarrollado una preocupante tendencia a irse del partido, enemistándose con el mundo, cuando las cosas no le salen como quiere.

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