El vaquero volador
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El vaquero volador

El vaquero volador
Antonio está licenciado para operar con avionetas (Redacción)

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Antonio Veiras tiene 47 años, vive en Carral y ocasionalmente compite en rallies. Su participación más reciente tuvo en el pasado Rally de Ourense, puntuable para el Campeonato de España, donde salió sin más objetivo que divertirse, clasificándose 47º junto a su amigo Roberto Leiro, en un Honda Civic.

Hasta aquí se puede decir que su historia es de lo más común, como tampoco resultan inusuales sus quehaceres diarios, los propios de la explotación ganadera que dirige, especializada en la cría de ternera gallega. Ha tomado el testigo de un negocio iniciado por sus padres tiempo atrás, y lo ha hecho con éxito. Sin embargo su vocación inicial era muy diferente. Lo que Antonio quería hacer desde pequeño, era... volar.

Topándose con la realidad, sus estudios derivaron a algo más cotidiano como era especializarse en automoción, otra de sus pasiones, trabajando durante varios años como mecánico en A Coruña, y llegando en su momento a emular como piloto a aquellos que en su adolescencia vio correr, desde la cuneta, en los Rallies de Coruña que pasaron por Carral.

EL SUEÑO
Pero tampoco entonces quiso Antonio dejar de lado su sueño de surcar los cielos. Todo lo contrario: Empezó a buscar alternativas. A los 30 años, decidió viajar a Madrid para obtener la formación y el título que le capacitaba para navegar en un globo aerostático.

POLIFACÉTICO. Antonio puede pilotar globos, avionetas, dirigibles y coches de rally

Pero no resultó suficiente, y sólo cuatro años después intentaba `subir un peldaño', consiguiendo también licenciarse como piloto de dirigibles. "En España no había manera de obtener esa titulación, así que en 2004 viajé a Brno, en la República Checa, para formarme y poder dirigir un zeppelin.

Contraté un intérprete que hablase checo, y que estuviese dispuesto a volar conmigo y el profesor, durante las tres visitas que hice a ese país. Sumando todo el tiempo que estuve allí, fueron unos 45 días los que empleé en graduarme", explica Antonio.

DENTRO Y EN CONTRA
Según Veiras, desplazarse en un globo aerostático implica que "vas volando dentro del viento, como si te desplazases en una pompa de jabón. En cambio en un dirigible vuelas a través del viento, con una propulsión propia".

A estas alturas, el lector ya habrá adivinado que la cosa no podía quedarse ahí. Antonio quería también volar "contra el viento", y de ahí que el siguiente paso fuese subirse a una avioneta. Desde 2011 dispone de la capacitación necesaria para pilotar aviones de hélice en toda la Unión Europea, y operar en entornos controlados como un aeropuerto.

Cada año, Antonio busca tiempo libre entre las tareas derivadas de criar a un rebaño de aproximadamente sesenta reses, alquila una avioneta y cumple las horas de vuelo necesarias para renovar sus títulos. Esporádicamente ha colaborado en diversas acciones publicitarias desde el aire, y desde luego no puede negar la singularidad de su trayectoria: "En España hay unas 400 licencias de piloto de globo. De entre todos sus titulares, sólo hay cuatro personas que además saben pilotar un zeppelin. Pero supongo que soy el único que además puede llevarte en una avioneta, y de paso ofrecerte una carne de ternera excelente", subraya.


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