Candidato Básquet Coruña
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El técnico Sergio García da la charla a la plantilla durante un tiempo muerto | quintana

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La derrota del martes contra el Tizona Burgos no enturbia el gran inicio del Básquet Coruña en la temporada de la pospandemia. El proyecto naranja rezuma optimismo y ambición. El objetivo está claro: dar por fin el salto a la Liga ACB. Suena fuerte y sólo hay una plaza para 18 aspirantes, pero el club herculino ha diseñado un equipo a la altura del reto. ¿Y si este año sí?

El Básquet Coruña es un fijo en los ‘playoffs’ de ascenso desde que ascendió a LEB Oro en 2012. En siete campañas jugó cinco veces las eliminatorias, aunque nunca pasó de las semifinales. En 2019 se quedó fuera de la postemporada, un paso atrás para dar dos adelante.

La transformación en Sociedad Anónima Deportiva (SAD), requisito para acceder al selecto club de la ACB, y la llegada de Sergio García como técnico abrieron una nueva etapa que se paró con el coronavirus cuando el equipo marchaba tercero rumbo a playoffs.

La dirección deportiva y el entrenador vasco decidieron dar un giro de 180º. De la plantilla precovid-19 siguen sólo dos nombres, los dos bases: el lituano Augustas Peciukevicius, Pecius para los amigos, y el guipuzcoano Gaizka Maiza.

 

Sentimiento naranja

En el capítulo de altas resalta el regreso de Dagoberto Peña y Zach Monaghan, dos anotadores que habían militado anteriormente en el Básquet Coruña y guardan un vínculo con la ciudad y la afición.

Ese mismo sentimiento naranja se le puede etiquetar también a Gediminas Zyle, fichaje de última hora para suplir la baja de Abdou Thiam. En lugar de otro lesionado, en este caso Mouhamed Barro, llegó Gary McGhee. Su llegada  es un buen termómetro para medir que esto va en serio.

La plantilla mezcla además experiencia en la categoría (Javi Vega, con reciente pasado ACB, Rolandas Jakstas, Osvaldas Matulionis o Justin Raffington, amén de los antes citados) con juventud y atrevimiento (Taiwo Badmus y Romaric Belemene).

No hay un quinteto inicial  definido –García lo cambia casi cada partido– y ese es uno de los puntos fuertes del proyecto. Los doce hombres de la rotación podrían ser titulares en cualquier otro equipo de la categoría. A eso se le llama profundidad de banquilllo.

Tantas caras nuevas implican un lógico proceso de adaptación, pero el Básquet Coruña está hecho para rendir desde el minuto cero. Segundo clasificado del grupo A, se marcha de vacaciones con seis victorias y tres derrotas (todas en casa). Los números refuerzan la idea, aunque sobre la pista es difícil identificar un modelo.

Y es que el conjunto herculino es menos vistoso que efectivo. Su baloncesto pasa por el despliegue físico, la solidez defensiva y el dominio de la zona: es el segundo que menos puntos recibe por partido (69,2) y el que más rebotea cada 40 minutos (33,3 capturas, diez de ellas ofensivas).

 

Problemas en el tiro

Por contra, tiene el dudoso honor de liderar estadísticas muy mejorables: pierde 15,4 balones por encuentro y acredita un pobre 66,3% en los tiros libres. Los problemas en el lanzamiento se trasladan también a la línea de tres, con un 31,9% de acierto, guarismos sólo empeorados por el Cáceres.

Los pros pesan más que los contras después de diez jornadas y nueve partidos para un equipo que todavía tiene margen de crecimiento. Sus rivales lo saben y le temen. Es el candidato Básquet Coruña.

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