Brais García Pedre (Burela, 1990) es uno de los porteros que tiene en su plantilla el Noia Portus Apostoli en la presente temporada.
Sus inicios están ligados al Pescados Rubén Burela y aunque en ocasiones cuando jugaba en el filial fue convocado con el primer equipo, que por aquel entonces militaba en la Primera División, fue con O Parrulo de Ferrol con quien vivió la experiencia de militar en la máxima categoría.
“Es una división en la que me gustaría volver a jugar, porque a todo jugador le gusta competir contra los mejores”.
Brais valora otras cosas independientemente de la categoría en la que compita el equipo ya que “prefiero estar en un club en el que me sienta valorado y querido y que me dé una estabilidad económica. Teniendo esto no me importaría jugar en categorías inferiores”, explica.
Y es que a pesar de que a bote pronto no parezca una persona ambiciosa sí lo es, lo único que cambia es el tipo de aspiraciones o de sueños porque es más importante “estar contento en el equipo y sentirme valorado, aunque obviamente a todos nos gustaría ganar títulos y jugar en equipos grandes”.
Cuarta temporada
Ésta es la cuarta temporada del jugador en el Noia Portus Apostoli. Un club en el que “no me importaría seguir aquí lo que me queda de carrera” porque “lo considero mi casa y aquí siempre estuve muy contento y me trataron muy bien”.
Recientemente, Brais tuvo alguna opción de volver a su casa, al Burela FS, el equipo de su tierra. Así, reconoce que hubo un acercamiento antes de volver a fichar por el club barbazano, pero al final quedó en un intento, “de lo cual no me arrepiento porque estoy muy contento aquí”. Eso sí, aunque sabía que le esperaba una temporada bastante complicada debido a la exigencia que tiene la Segunda División.
“Llegué con la ilusión de poder salvarnos y en ello estamos todos. Porque para lograrlo es imprescindible estar todos a una si queremos que esto salga adelante. Por este motivo, sigo pensando que podemos conseguirlo pero también sé que es difícil estar en una situación que no gusta a nadie, pero confío y espero que podamos salir de ésta”.
Brais es otro de los jugadores del Noia Portus Apostoli que no pueden vivir de lo que es su pasión, el fúbol sala. Por ello compagina el juego con el trabajo “se hace duro y la temporada es muy larga; pero bueno, estoy acostumbrado a ello y estoy contento”.
Mejor momento
Actualmente considera que tanto él como el equipo, a nivel de juego, “estamos en nuestro mejor momento” y es que hay que recordar que Brais ahí atrás estuvo fuera de las canchas de juego por una lesión.
“Salía de una y me venía otra. Fue una época muy dura”, recuerda.
Como dura fue la separación de sus dos compañeros, Christian y Xuxa el pasado mes de diciembre. Además de compañeros los consideraba amigos “eran un apoyo muy importante aquí y claro que me afectó su marcha. Pero al final eres profesional e intentas separar las dos cosas”.
Por este motivo, ahora se apoya en el resto de compañeros, pues si algo tiene el Noia Portus Apostoli es un vestuario unido.
“Nos llevamos todos muy bien. Hay muy buena relación en este equipo, somos una piña” y quizá sea esta la razón por la cual Brais considere que lo mejor que le ha dado este deporte sean “las amistades. De hecho mi mejor amigo es Manu, un jugador con el que empecé en Burela y es una amistad de muchos años ya”.
No se considera una persona rutinaria ni supersticiosa pero sí maniática y más los días de partido.
“Siempre hago lo mismo en cada partido. El día que jugamos me gusta estar en casa tranquilo. También como siempre lo mismo, un plato de pasta. En el pabellón, me mojo la cara tres veces antes de saltar a pista, antes del calentamiento y en el descanso. Una vez en pista toco los palos y en el borde del área realizo siempre los mismos ejercicios de movilidad articular”.
Y ¿cómo se va Brais después de una derrota?
“Fastidiado y más en esta situación en la que nos encontramos actualmente en la tabla clasificatoria, porque estamos faltos de puntos. Pero tratas de olvidarte al día siguiente y dar el máximo en el siguiente partido que disputas”.
Brais, que es un chico reservado y tranquilo, se transforma tan pronto pisa la pista en la que, el día del partido, lleva una serie de rituales por eso de la buena suerte. No aspira más que a ser feliz y esta felicidad se la aporta no la categoría en la que compite, sino el sentirse valorado en el equipo en el que juegue, como es en la actualidad el Noia Portus Apostoli en el que no le importaría colgar los guantes. Aunque, eso sí, “todavía queda mucho para ello”, precisa.
