Uno no sabe si un jugador nace o se hace, o las dos cosas, pero hablando con Adrián Javaloy Martínez ‘Javaloy’ (Murcia, 1992) uno llega a pensar que los sueños se cumplen si crees en ellos, pero, sobre todo, si luchas por ellos. El pívot del club barbazo, tras una ida y venida por diferentes clubes, fue forjando su presente en pro de un futuro del que sólo espera “seguir jugando al fútbol sala por mucho tiempo más”
A base de esfuerzo y sacrificio, y no sólo de él sino también de sus padres, que eran los encargados de llevarlo a entrenar, así fraguó su carrera. Y es que Javaloy, que empezó muy pequeño en el fútbol sala, tuvo que formarse de pueblo en pueblo porque en el suyo, Sangonera la Seca (Murcia), no había. Era una ida y venida de equipos hasta los diecisiete años, cuando le llamó ElPozo Ciudad de Murcia.
“En ese momento fue cuando dio mi carrera un salto de calidad. Todos queremos jugar en este equipo y gracias a esta llamada empecé a pensar que quizá podía dedicarme a esto”.
Cinco años en los que compaginó el juvenil con el segundo equipo fueron los que estuvo en el club charcutero siendo allí donde cumplió algunos de sus sueños.
“Empecé a entrenar y jugar con el primer equipo, y logré meter un gol”.
Entonces se inició su periplo por diferentes equipos de la geografía española, como el Jumilla o el Melilla, de Primera y Segunda División respectivamente, hasta que se marchó a Italia donde militó en el Real Arziguano una temporada porque “necesitaba un cambio radical en mi vida”. Regresó a nuestro país y se instaló en Galicia en donde jugó en el Prone Lugo la pasada temporada y en ésta forma parte del Noia Portus Apostoli, eso sí desde diciembre, tras estar en el Zambu Pinatar durante la primera vuelta y luego fichar.
Sueños cumplidos
Repasando la trayectoria de Javaloy, que sólo tiene veintiséis años de edad, uno se da cuenta que ha cumplido los sueños de muchos y que están al alcance de muy pocos: jugador de ElPozo Ciudad de Murcia, competir en la Primera y la Segunda División de la LNFS, vivir una experiencia en el extranjero, campeón de España con el club charcutero... Pese a ello es ambicioso con su futuro.
“Me encantaría vivir la experiencia de un ascenso porque solamente he vivido el logro de la permanencia”. Ahí es nada, pero de no cumplirlo lo único que espera es “seguir dedicándome al fútbol sala durante mucho tiempo más”.
Su meta, al contrario de muchos de sus compañeros, no es jugar en la Primera División, “me gusta la Segunda División”, aunque reconoce que no le haría ascos a una oferta de la máxima categoría.
Si echa la vista atrás sólo tiene buenas palabras para sus entrenadores de los que “he aprendido mucho”. Asimismo, reconoce que le cuesta decidirse cuando se le pregunta por un equipo en el que le gustaría jugar también, aunque, no sabe si por la amistad que le une a Unai –su actual compañero de equipo y piso– nombra al Ribera Navarra “por el estilo de juego que practica” o el Levante “por su filosofía”. Aunque eso sí, humilde como es, le incomoda pensar en esto cuando su meta a corto plazo es “lograr la permanencia del Noia Portus Apostoli”, equipo en el que milita y en el que se “encuentra muy a gusto”.
Y para ello salta a pista previo ritual, no sabe si tanto por superstición o por método de concentración o rutinas adquiridas.
“El día del partido siempre tengo que levantarme temprano, ese día me gusta madrugar. Como siempre lo mismo, me tomo un café antes de jugar, las zapatillas no me las pongo mientras da la charla el míster y hasta que no termina no me calzo. Siempre me pongo la espinillera derecha primero, en la que tengo mi imagen, y la de mi familia en la izquierda. Salto a pista con el pie izquierdo siempre y rezo un Padrenuestro antes de salir a pista”.
Despejarse fuera
Y aunque no se considera maniático después del partido “intento cenar fuera de casa para despejarme”, sobre todo cuando termina con una derrota que le afecta porque “no me gusta perder, lo llevo muy mal”, razón por la que “no me gusta aislarme porque me ‘como’ mucho la cabeza. Me gusta despejarme porque el encerrarte en tí no es bueno. Además me gusta comentar el partido un poco con los compañeros”.
Javaloy como jugador se considera “inteligente, leo bien el juego, sobre todo a nivel táctico y de estrategia, y también me veo como un ‘currante’ dentro de la pista, que ayudo mucho al equipo no dando ningún balón por perdido”.
A pesar de lo descrito no sabría decir qué es lo que más le gusta del fútbol sala, porque son muchas las cosas que destacaría como “el ambiente, los compañeros que ganas, el día a día, los entrenamientos, las cenas de equipo que hacen mayor unión o los ánimos que te da la afición”.
Finalmente, la prudencia es un aspecto a destacar de este jugador, pues cuando se le cuestiona sobre su futuro no duda en recordarnos que lo primero es “la salvación del Noia. Si pensamos más allá del partido siguiente no vamos por buen camino. Eso sí reconozco que estaría encantado de repetir experiencia en este club, pero ya veremos cómo acabamos la temporada”.
