El histórico derbi Sevilla-Betis, que se jugó en el Sánchez Pizjuán a puerta cerrada después de tres meses sin competición por la pandemia de coronavirus, reanudó la Liga con un triunfo sevillista, equipo que expuso más que el verdiblanco y que vio la luz en la segunda parte.
Aunque los blancos se adelantaron merced a un penalti muy protestado por el Betis, jugando así, con tal diferencia de despliegue entre ambos equipos, era cuestión de tiempo que los goles cayeran, y pudieron ser más de dos.
El conjunto que entrena Julen Lopetegui consolida así su tercera plaza en la clasificación con los tantos del argentino Lucas Ocampos, de pena máxima, y del brasileño Fernando Reges en los comienzos de la segunda mitad y deja al del Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’ sin reaccionar en la zona media de la clasificación, y más después de un partido en el que solo apretó cuando tenía los con dos tantos en contra.
Largo homenaje
Un minuto de silencio en memoria de todas las víctimas de coronavirus precedió al pitido inicial y esos sesenta segundos, con sólo una música religiosa de fondo, se convirtieron en el gesto simbólico más ‘sonoro’ y emotivo en un estadio vacío.
Con una imagen insólita para un derbi, sin aficionados en las gradas en el Ramón Sánchez-Pizjuán se reanudo la liga con un silencio sepulcral, en el que no se oyó nada, ni el revoloteo de los pájaros, para honrar la memoria de los miles de fallecidos por la tragedia desencadenada por la pandemia.
En señal de respeto y recuerdo a las víctimas, los jugadores del Sevilla y del Betis, junto con el trío arbitral, formaron juntos en el círculo central del campo, los de un equipo frente a los del otro, y guardaron un emocionante minuto de silencio antes de que la pelota comenzara a rodar sobre el césped.
