Mesa es el primer refuerzo del nuevo proyecto sevillista con el técnico Pablo Machín después de pasar del ostracismo con Vincenzo Montella -sólo jugó 72 minutos en tres encuentros- a ser un fijo con Joaquín Caparrós, actual director de fútbol del club y con el que fue titular en los últimos cuatro partidos que dirigió el utrerano.
“Desde que terminó la temporada mi deseo era quedarme aquí. Se lo comenté al presidente (José Castro) y a Joaquín (Caparrós) y han hecho todos los esfuerzos. Estoy muy contento y muy feliz de que se haya podido dar. Mi familia está aquí encantada, y ése era el deseo de todos”, declaró a los medios del club.
El grancanario, de 29 años, subrayó su deseo de “llegar al corazón de los aficionados” y que, aunque “siempre” ha sentido el “cariño” del sevillismo aún sin jugar, le “gustaría tenerlo aún más”, y añadió que “eso te tira y te ayuda a tomar las decisiones adecuadas, y ha sido un factor importante”.
El mediocentro de Telde agradeció a Caparrós su confianza en él, tanto por ponerlo a jugar, “que era lo que necesitaba”, cuando apenas había tenido oportunidades como ahora por haber hecho “la fuerza suficiente” para conseguir el acuerdo con el Swansea para su traspaso y que ha hecho posible su continuidad en Sevilla.
“Esos cuatro partidos dieron para mucho porque la confianza fue plena dentro del campo. Yo llevaba tiempo sin competir, pero que un entrenador hable contigo y te dé esa confianza es importante. Al final, cuando uno se siente así, juega y disfruta”, expuso.
