El Getafe se clasificó para los dieciseisavos de final de la Liga Europa después de ganar 3-0 al Krasnodar, que aguantó el marcador hasta el tramo final, cuando Jorge Molina y el brasileño Robert Kenedy saltaron al terreno de juego para revolucionar el encuentro. Hasta la salida de los dos jugadores del conjunto azulón, el Getafe vivió en el alambre. Jugó con fuego y salió vivo. El Krasnodar, que necesitaba ganar para sobrevivir y eliminar a su rival, olisqueaba su gol. Pero Bordalás reaccionó y con sus cambios dio la vuelta a una situación peligrosa.
Antes, con mucho en juego el técnico alicantino no quiso arriesgar con sus jugadores menos habituales y apostó por su once de gala, el más visible en Liga y sin nombres como el brasileño Robert Kenedy, el marroquí Fayçal Fajr, el argentino Leandro Chichizola, Francisco Portillo o Bruno González.
Guión trampa
Todos, participaron en los cinco anteriores duelos de una fase de grupos en la que el Getafe pinchó inmerecidamente en sus dos partidos ante el Basilea. Sin ellos, con los mejores, el conjunto el conjunto madrileño estaba ante un todo o nada injusto que tenía que haber solucionado antes. Ese era el guión. Un guión trampa, en el que cualquier error podía dejar al Getafe sin su billete para dieciseisavos de final. Pero, en la víspera del encuentro, consiguió la ayuda inesperada de la meteorología, que obligó al Krasnodar a aterrizar en Madrid ocho horas después de lo previsto con un viaje de tres horas de autobús para llegar a otro aeropuerto ruso en el que poder despegar. Aún así, el equipo ruso aguantó hasta que, en el tramo final, el Getafe reaccionó.
Bordalás movió el banquillo y todo cambió. A falta de poco menos de veinte minutos para el final saltaron al campo Kenedy y Molina y el Getafe adquirió una velocidad más que acabó, en solo unos minutos, con las dudas, con tres tantos, y el pase de ronda.