El Lugo acaricia el sueño y acaba aceptando la realidad
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El Lugo acaricia el sueño y acaba aceptando la realidad

El Lugo acaricia el sueño y acaba aceptando la realidad
Mario Barco (d), delantero del Lugo, durante un partido de esta temporada | el progreso

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El equipo que entrenó Francisco Rodríguez, quien tiene una temporada más de contrato pero es probable que no la cumpla, empezó la temporada con problemas e incluso cayó a posiciones de descenso, en las que no había estado desde el ascenso de 2012 a la categoría de plata.

Ya entonces se intuía su principal carencia, la de un hombre gol. No vio puerta hasta la cuarta jornada, en la que se impuso por la mínima al Albacete.

Se repuso desde la solidez defensiva y las paradas de Juan Carlos, elegido mejor jugador del equipo esta temporada, corrigió el rumbo y llegó a ponerse al frente de la clasificación en el duodécimo partido del curso.

Su liderato, no obstante, fue efímero, ya que lo perdió en el siguiente encuentro del campeonato tras caer ante el Oviedo (3-2).
En una categoría muy igualada, el Lugo luchó por la promoción de ascenso hasta la jornada 25, la última en la que estuvo entre los seis primeros clasificados.

Para entonces ya había tenido que acudir al mercado para intentar poner tiritas a las heridas que le habían causado las bajas de larga duración de jugadores como el argentino Francisco Fydriszewski, el paraguayo Sergio Díaz o el lateral Eduard Campabadal.

Los recambios no acabaron de acoplarse al engranaje del Lugo y Francisco fue incapaz de mantener a su equipo con opciones de acceder al sueño de la promoción de ascenso. La temporada se le hizo demasiado larga, se salvó con cuatro jornadas de margen, pero solo pudo ganar uno de los once últimos encuentros.

Tras haber llegado en la séptima plaza, pero muy cerca de la promoción, al ecuador del campeonato, el Lugo firmó una segunda vuelta con números de descenso. Solo el Sevilla Atlético y el Lorca empeoraron sus prestaciones en ese tramo del campeonato.

Duodécimo en la clasificación final con 55 puntos, en la misma posición como local y undécimo como visitante, el Lugo fue testigo directo de los ascensos del Huesca y el Rayo Vallecano y de la permanencia del Almería.

En los cuatro últimos partidos compitió, algo que no dejó de hacer en toda la temporada, pero fue incapaz de conseguir el objetivo que se había propuesto una vez que había asegurado la permanencia y que ya tenía imposible acceder a la lucha por el ascenso: batir su récord de puntuación en Segunda División (se quedó a un punto de su mejor marca).

El Lugo, como casi siempre desde su ascenso en 2012, protagonizó una temporada de más a menos y llega a las vacaciones con el futuro otra vez incierto en el banquillo. Y todo apunta a que por cuarta temporada consecutiva tendrá que cambiar de entrenador.

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