El internacional eslovaco Stanislav Lobotka se entrenó ayer junto al resto de sus compañeros del Celta de Vigo a la espera de que se cierre su traspaso al Napolés, que pagaría alrededor de 20 millones de euros.
El centrocampista ya no jugó el último partido de Liga contra el AC Osasuna. Mantuvo una charla con el técnico Óscar García Junyent en las horas previas al choque, y ambos acordaron que lo mejor para el jugador y el equipo era que se quedara, incluso, fuera de la convocatoria.
Lobotka llegó a Balaídos en el verano de 2017 procedente del Nordsjaelland, que recibió cinco millones de euros y se guardó un porcentaje -25 por ciento- de una futura venta.
Contrato hasta 2023
Siete meses después el jugador amplió su vinculación con el Celta hasta junio de 2023 a cambio de una mejora de su contrato y una subida de su cláusula de rescisión, fijada en estos momentos en 50 millones de euros.
El acuerdo entre Lobotka y el Napolés está cerrado desde hace días, por lo que sólo falta que el Celta acepte la última oferta del conjunto italiano: 20 millones de euros y 2 en variables. La dirección deportiva que lidera Felipe Miñambres confía en cerrar el traspaso en las próximas horas para anunciar ya su primer fichaje invernal.
Nueva incorporación
Mientras, en el apartado de altas, ayer el club olívico oficializó la incorporación del portero serbio Dragan Rosic, quien llega cedido hasta final de temporada desde el UD Almería de Segunda. En su comunicado de prensa, la entidad gallega señala que el internacional sub21 serbio destaca “por su agilidad bajo palos y su solvencia en el juego aéreo”. El Celta se guarda una opción de compra al finalizar la temporada sobre los derechos federativos de Rosic, quien reforzará la portería del filial celeste en lo que resta de temporada.
Actualmente, se da la curiosa circunstancia de que el conjunto dirigido por el técnico Óscar García Junyent tiene ahora mismo lesionados a dos de sus tres porteros del pimer equipo celeste: Sergio Álvarez e Iván Villar.
