Huesca y el Valladolid demostraron, tras empatar en El Alcoraz, que a ambos se les ha olvidado ganar en el torneo liguero ya que después de seis partidos disputados en la actual temporada ninguno lo ha logrado todavía y eso que cualquiera pudo hacerlo en un partido con opciones para los dos bandos.
El conjunto oscense acumula cinco empates (cuatro consecutivos) y una derrota, lo que le afianza como ‘rey del empate’ en este inicio de curso, y el vallisoletano tres igualadas y otros tantos encuentros perdidos dada su incapacidad para decantar alguno de dichos partidos a su favor.
Los locales tuvieron una gran posesión en la primera parte pero con poca presencia en el área ante el buen posicionamiento visitante que, con las líneas muy juntas, impedía los acercamientos de los propietarios del terreno. Por ello, ambos intentaron aprovechar las jugadas a balón parado que fue donde se generó el único peligro que hubo en los primeros cuarenta y cinco minutos.
Los dos equipos tuvieron dos ocasiones con la diferencia que el equipo de Sergio González acertó en una y el Huesca no lo logró. El tanto llegó en el treinta y cuatro en un saque de esquina que Oscar Plano envió al segundo palo donde Bruno González, con un defensor encima, logró sacar un gran cabezazo al que no pudo llegar Andrés Fernández.
El inicio del segundo período fue de locura con dos goles con un minuto de diferencia entre ellos y un tercero poco después. Un claro penalti de Jaime Seoane a Toni Villa fue transformado por Waldo Rubio en el cincuenta pero apenas un minuto después Rafa Mir se quedó solo ante Roberto, que no llegó al balón bien colocado por el punta oscense.
Pero no quedó ahí este inicio eléctrico porque el debutante Sandro Ramírez aprovechó el rechace de Roberto a un remate de cabeza del griego Dimitrios Siovas en otra jugada de estrategia para igualar en el cincuenta y siete.
Tras la locura inicial la situación se tranquilizó y el juego volvió a unos cauces más normales con más precaución por parte de ambos rivales por no perder el punto. Eso provocó, que como en el primer período, el Huesca continuase con un dominio estéril ante el conjunto castellanoleonés.
Sin embargo, los dos conjuntos tuvieron la oportunidad de decantar el encuentro a su favor, pero de nuevo la falta de acierto, como en un palo de Siovas, provocó que el envite terminase con tablas por lo que cada equipo llevó un punto a su casillero.
