El gran clásico del Madrid
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El gran clásico del Madrid

El gran clásico del Madrid
GRAF9932. MADRID, 01/03/2020.- El entrenador del Real Madrid Zinedine Zidane (d) saluda a Quique Setién, entrenador del FC Barcelona, antes del partido de la jornada 26 de LaLiga que Real Madrid y FC Barcelona disputan este domingo en estadio Santi

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Su insistencia merecía una noche grande en el estadio Santiago Bernabéu. Desafió cualquier crítica por su falta de pausa en la definición y demostró que es el único futbolista de la plantilla del Real Madrid con capacidad para encarar siempre rivales, provocar desequilibrio cada vez que entra en contacto con el balón y buscar espacios.

Todo el ataque del equipo de Zidane pasó por sus botas, creando la sensación de inseguridad en Semedo y derribando la seguridad defensiva del Barcelona. El acierto en la acción final que le faltó en la primera parte, cuando eligió mal en los últimos metros, cambió en la segunda y fue decisivo con su acción del gol. Gerard Piqué, confiado en la mala estadística rematadora de Vinicius, le cedió el espacio para el tiro y optó por tapar el pase. Esa decisión provocó que el disparo golpease en él y desviase la trayectoria para superar a Ter Stegen. El brasileño se convertía en el futbolista más joven en marcar en un clásico en el Sigo XXI superando a Leo Messi que perdonó las dos claras que tuvo. Firmó Vini su primer noche soñada ante el madridismo, recibiendo todo el calor de una afición que premió la constancia de un chico de 19 años. 

Valentía
La valentía de los jugadores de Zidane era decisiva para el resultado del clásico. En la batalla táctica se marcaba con el punto de partida de la línea de presión. Pep Guardiola dio una lección con el Manchester City de como provocar que se retrasase y Quique Setién lo intentó desde la posesión, en ocasiones improductiva, pero logró que tras los arreones iniciales madridistas, la primera parte fuese suya. 

El Real Madrid quedó a muchos metros de la portería rival y solo alguna carrera a la contra le permitía llegar. El giro llegó al descanso. Decidieron salir a morder en campo contrario, juntaron líneas, fueron solidarios en el esfuerzo y desarmaron al Barcelona. Los de Zidane presionaron alto, robaron en campo rival y le metieron velocidad ofensiva hasta que encontraron el premio.

Riesgo con Marcelo
Nadie esperaba al brasileño en el equipo titular del Real Madrid para el clásico. Cuando se hablaba de la protección a Mendy por la amenaza de sanción en los encuentros previos al gran partido, la realidad es que Zidane quería que Marcelo ganase ritmo de competición porque lo consideraba una pieza ofensiva clave ante el Barcelona. Y en su momento más bajo rescató su identidad para salir vencedor. Su grito de rabia en una acción clave, ganando una carrera a Messi para evitar el empate en los últimos minutos, dejó una liberación de todo lo que contenía tras no encajar bien la crítica y ver como poco a poco ha ido perdiendo importancia en el once. Marcelo se desquitó con un gran clásico y demostró que aún tiene cuerda para rato.

El hambre de Mariano
Cuando un jugador sale al césped en un cambio para perder tiempo puede salir medio cabizbajo o con el hambre de comerse el mundo. 

Mariano optó por la segunda opción, con la intención de que este curso se ha cometido una injusticia con él por la falta de oportunidades de Zidane en un Real Madrid sin pegada de sus delanteros centros. Y lo que Benzema lleva sin hacer en seis partidos, lo consiguió Mariano en segundos. Peleó por el balón, descartó la opción de ir al córner a perder tiempo y con hambre se lanzó hacia la portería rival para firmar el gol de la sentencia. Eran sus primeros minutos en Liga, en la vigésimo sexta jornada, y demostró que merece mucho más. Pidió más protagonismo con un gol que lo define.

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