El Alavés pretende afianzarse en los puestos europeos de la clasificación a costa de la crisis del Celta de Vigo, que visitará Mendizorroza.
Los albiazules han recuperado la competitividad perdida en el comienzo de la segunda vuelta, que coincidió con las salidas de jugadores importantes y lesiones de otras piezas clave en el juego.
Sin embargo, la llegada del japonés Takashi Inui ha dotado de mayor actividad al equipo, tanto en ataque como en defensa, al tiempo que la recuperación física de Jony Rodríguez ha subido un peldaño la puesta en escena del Glorioso.
Así, los últimos cuatro puntos obtenidos ante el Levante (2-0) y el Real Betis (1-1), han vuelto a poner de manifiesto que la temporada del conjunto vitoriano no es una casualidad y que pelea por entrar en Europa la próxima campaña por méritos propios.
Abelardo Fernández no podrá contar con el canterano Martín Aguirregabiria y es posible que cambie el sistema de juego a un 1-4-4-2 con el argentino Calleri y Borja Bastón como pareja más ofensiva.
Aunque se ha recuperado tras seis meses de lesión, el club es cauto con la puesta a punto del central Rodrigo Ely, que tampoco entrará en la convocatoria alavesista.
El Celta de Vigo, que recupera al delantero uruguayo Maxi Gómez pero vuelve a perder a Iago Aspas, encara esta visita con la obligación de mejorar su preocupante imagen para no alargar su crisis de resultados, que ha dejado al técnico portugués Miguel Cardoso al borde de la destitución.
La imagen ofrecida en el último partido ante el Levante (1-4) y la recaída del delantero internacional español, que estará como mínimo tres semanas más de baja, han provocado que el celtismo haya perdido su paciencia.
En ese encuentro, los aficionados se giraron al palco para pedir la salida del presidente Carlos Mouriño, al que acusan de estar centrado en su “guerra” política con el alcalde de la ciudad, Abel Caballero. Pero también Cardoso tuvo que escuchar una sonora pitada camino de los vestuarios.
Con la soga al cuello, el entrenador del conjunto celeste renunciará a su idea para reforzar la línea defensiva, la más débil desde los tiempos de Eduardo Berizzo.
