El Celta se topa con Oblak y Griezmann no perdona a los olívicos
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El Celta se topa con Oblak y Griezmann no perdona a los olívicos

El Celta se topa con Oblak y Griezmann no perdona a los olívicos
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Tres paradas de Jan Oblak y un golazo de Antoine Griezmann, de falta directa, en una secuencia repetitiva por ese orden y por enésima vez en los últimos tiempos, lideraron otro triunfo del Atlético de Madrid, sentenciado por Álvaro Morata, frente al Celta, frustrado por dos jugadores incontestables.


Todo empezó en el guardameta, con una doble parada descomunal que levantó al público. En el minuto 18, cuando un activo Atlético había amagado unas cuantas veces sobre la portería rival, el Celta planteó su primer ataque. Al contragolpe. Al primer remate, de Maxi Gómez, Oblak surgió con una mano magnífica; al segundo, de media chilena, voló para transformar en córner una acción que era gol o gol. Aún exigió otra, cuando se lanzó a ras de suelo al buen derechazo conectado por Boufal, incrédulo de nuevo ante la respuesta del portero, que encima convierte en un asunto rutinario, bote incluido, una estirada compleja. Por sus paradas, el partido siguió 0-0... hasta otra aparición determinante de Griezmann, que golpeó con un zurdazo de falta directa al borde del descanso (1-0).

Sin opciones
Ya no le dio al Celta para recomponer el marcador. Ni siquiera con un Atlético de circunstancias, con el centro de la zaga formado por Montero y Toni Moya, del filial, el segundo centrocampista. No jugó Nehuén Pérez, el juvenil argentino que incorporó este febrero. Ni siquiera con las bajas de todos los centrales del primer equipo. 

Se acercó algo, pero no remató nada. Ya lo había hecho en la primera parte, cuando Oblak fue el principio del fin para sus aspiraciones en el estadio Wanda Metropolitano. El resto lo hizo el gol de Griezmann. La misma fórmula, los mismos protagonistas y el mismo ganador: el Atlético. Morata cerró la victoria con el 2-0.

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