Una mochila que pesa
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Una mochila que pesa

Una mochila que pesa
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Mereciera o no irse de vacío en su vuelta al Abanca Riazor, la realidad es que el Deportivo sumó una nueva derrota, ante el Elche, que no ganaba en Riazor desde 1981, la número 14, las mismas jornadas que llevan sin vencer.

La última vez que el Deportivo tuvo algo que celebrar fue aquel lejano 18 de agosto, cuando se impuso al Real Oviedo (3-2). Reconocía Luis César en una entrevista a este diario que necesitaban vaciar la mochila, que ya pesaba mucho, con un triunfo.

Tendrá que esperar, al menos, una semana más. No importa cómo, por unas razones o por otras, los blanquiazules son incapaces de vencer. El domingo los condenaron en gran medida los errores individuales. La inocente falta cometida por Bergantiños, que supuso el tanto de Verdú. El fallo de Dani Giménez en el despeje de Nino, que implicó que acabase cometiendo penalti o la pérdida de Aketxe en el centro del campo, que supuso el 1-3 definitivo, con el equipo volcado buscado el 2-2.

Problemas en ataque
De nuevo los blanquiazules vieron como antes de que cumpliese el cuarto de hora estaban ya por detrás en el marcador, pero el equipo se reponía y en una jugada combinativa entre Montero, Salva Ruiz y Koné, Mollejo recogía el rechace del costamarfileño y marcaba.

Una certero disparo que sí entraba, mientras otras opciones se diluían. Ni Aketxe era capaz de ver puerta en las escasas opciones a balón parado de las que gozaba, ni Peru estaba acertado en su disparo, mientras que sí respondía Badía a un cabezazo de Mollejo, cuando el Deportivo acariciaba el empate. 

Poco que rescatar, a pesar de la mejoría de la que hablaba Luis César. Es posible que el Depor no mereciese perder, pero de nuevo volvió a demostrar que con muy poco se le pueden rasgar las vestiduras.

El equipo más goleado de Segunda, con 27 goles encajados, tiene muchos problemas atrás, que urge ir solucionando para poder crecer y tener opciones de poder ganar. Cortar la sangría de tantos en contra era una de las obsesiones del técnico arousano, que comenzó solventando los problemas en la salida de balón.

Pasado ese primer escollo, al equipo ante el Elche se le volvió a ver con dudas a la hora de construir juego y llevar el balón al área rival. 

A veces buscando a Koné, otras veces optando por las bandas, con Jovanovic y Mollejo, que terminaron a pierna cambiada, la realidad es que el juego solo fue por momentos ordenado, evidenciando que la mochila pesa y mucho.

Una mochila que pesa

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