Riazor presentó su mejor cara, el ambiente de las grandes citas. Al inicio del encuentro el feudo herculino mostró el mejor aspecto de todo el curso. Se desplegaba en la zona de los Riazor Blues un enorme tifo, con llamas y el siguiente lema: “E deixa que arda en ti”.
No estuvieron solos los blanquiazules, porque al margen de los miles que les dieron su apoyo en las gradas, muchos ex del Depor no se olvidaron de mandar ánimos desde la distancia.
Fue el caso de jugadores como Fabian Schär, que aseguraba en su Twitter que “en Coruña non lle tememos o lume, somos o lume. Moita sorte deportivistas!”, o Carlos Marchena, autor del gol del último ascenso ante el Jaén.
También mandaban su aliento otros exblanquiazules como Celso Borges o los porteros Dani Mallo, Roef y Koval. Otros como Pandiani, exjugador de ambos conjuntos, estaba presente en el estadio herculino. Con el pitido inicial rugía la grada del Depor, a pesar de que los primeros minutos eran de dominio del Mallorca.
Pero, cuando los deportivistas lograban asentarse en el partido, la hinchada empujaba en todo momento con su aliento. Un grito que se hacía ensordecedor tras el 1-0, obra de Fede Cartabia.
Pero del jolgorio de una diana que comenzaba a allanar el camino hacia a Primera se pasaba a un estadio que contenía la respiración y enmudecía cuando Pedraza en un choque fortuito con Bergantiños se llevaba las manos a la cabeza. Eran instantes de nervios, no se sabía muy bien qué pasaba y el capitán blanquiazul yacía sobre el verde con una herida en la zona del labio.
Era rápidamente atendido por el doctor Lariño mientras el silencio y la preocupación se adueñaban de Riazor. Finalmente el de la Sagrada se marchaba consciente en camilla entre aplausos y Pedraza se iba a la ducha. En la grada tenía trabajo Cruz Roja, atendiendo a varias personas que sufrían crisis de ansiedad, en un partido que se enfangaba por momentos y de muchos nervios.
A medida que en la segunda parte el Depor se iba asentando y mejorando con uno más sobre el verde, la afición se entonaba más y más.
El gol de Quique de chilena, con algo de suspense, traía más tranquilidad. Celebraba Riazor al final el triunfo por 2-0, consciente de que queda lo más duro, refrendarlo en Son Moix, que será una caldera.
