Primera batalla ganada
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17º-23º

Primera batalla ganada

Primera batalla ganada
Los jugadores se abrazan tras remontar un resultado muy negativo convirtiéndolo en positivo con un Riazor absolutamente entregado | javier alborés

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El Deportivo jugará en Málaga con dos goles de ventaja (sabedor de que valen doble los marcados fuera de casa) e intentará que esa renta sea suficiente después de un partido que pudo haber acabado de manera bien distinta.


Se había comentado en la previa el asunto de las rotaciones, de dosificar el plantel, y el entrenador hizo cambios, uno en la banda, con la incorporación de David Simón y otro en el eje de la zaga con la alineación de Somma.


Marí, con problemas físicos de última hora localizados en un aductor, se quedó en el banquillo al igual que Eneko Bóveda, esperando quizá al partido de vuelta en La Rosaleda.


Con estos cambios se plantó el Depor ante el Málaga de Víctor Sánchez del Amo. Comenzó mejor el equipo andaluz. Hasta ganó el sorteo de campos y envió al Depor a atacar hacia General, algo que prefiere hacer en la segunda parte desde los tiempos en que en los que en Riazor no existía la grada de Pabellón.


Replegado y esperando una contra, el once blanquiazul arrancó con muchas imprecisiones en la salida de la pelota que propiciaron varias recuperaciones de los costasoleños. A los 9 minutos, en un disparo de Renato, llegaba la primera ocasión del partido. El Depor respondía con varios córners, mal sacados y, en el inicio, el dominio del balón era visitante. La primera acción de ataque ‘correcta’ de los herculinos llegaba a los 16 minutos, con un pase de Fede a Borja que el berciano mandaba a las nubes acabando, eso sí, la jugada.

Dos goles seguidos
El Málaga cerraba filas en el medio del campo e intentaba que jugadores como Edu Expósito estuviesen anulados a la hora de construir fútbol. Además, buscaba el progresar por las bandas. En una de esas acciones, a los 17 minutos, Ontiveros centraba para que rematara Luis Hernández al fondo de las mallas. El 0-1 caía como una losa sobre Riazor.

A la siguiente jugada, un penalti de Ricca sobre Simón equilibraba la balanza. Carlos Fernández lanzaba la pena máxima con un gatillazo hacia su izquierda que empataba la contienda en el mejor momento, justo después de encajar el 0-1. El choque se iniciaba de nuevo.Aunque las imprecisiones no desaparecieron en el fútbol de ataque blanquiazul, al menos se empezó a mover mejor la pelota; mientras, el Málaga no tenía ningún tipo de problemas a la hora de hacer faltas. A los 30 minutos se pidió tarjeta roja, que se quedó en amarilla, porque Bare cortaba una acción de ataque de Fede Cartabia y parecía el último jugador. El colegiado no lo entendió así.


A los 33, Pedro Sánchez remataba un balón colgado desde la banda y se paseaba frontalmente a la línea de gol. Poco a poco el Deportivo se iba estirando. En la siguiente acción se volvía a pisar el área del Málaga con peligro. Al igual que el marcador, las fuerzas se equilibraban, pero en la siguiente jugada, el Málaga daba un zarpazo terrible.


Nadie salía a tapar el posible centro o disparo de Ontiveros. El extremo elegía lo segundo y clavaba un golazo por toda la escuadra. Los dos goles del cuadro andaluz llegaban desde el costado del canterano malagueño. Pudo ser peor, antes de llegar al descanso, si a los 43 minutos Dani Giménez no se hubiese anticipado en la frontal del área a Renato, a pase del omnipresente Ontiveros, que hacía estragos entre las líneas del Depor y por ‘su’ banda. Con la derrota (1-2) llegaba el descanso.

Esperanza
Las dos escuadras comparecieron sin cambios en el inicio de la segunda parte. El Málaga, en ventaja en el marcador, tenía el partido y la eliminatoria a su favor. De hecho, el cuadro de Víctor salió a replegarse y el de Martí... a fuego.


El Deportivo lo intentó, con las imprecisiones habituales, con errores que no son nuevos, pero también con el corazón y con fútbol. Así, a los 56, Pedro Sánchez culminaba una acción de ataque con un pase medido de Fede a un jugador decisivo de los últimos partidos, empatando el envite y devolviendo la esperanza a Riazor. Pero la esperanza había que ganarla a pulso. En el 60 Ontiveros mandaba un balón a la madera y avisaba al deportivismo.


El partido ya era de ida y vuelta. Y ‘en la vuelta’, a los 63, Carlos Fernández certificaba un cabezazo que necesitaba algo de ‘ayuda’ para entrar en la meta malagueña. 3-2. El estadio blanquiazul saltaba de júbilo porque, por primera vez en todo el encuentro, el Depor iba por delante. Los entrenadores realizaron cambios para el tramo final. Los equipos necesitaba aire. Con la ventaja, los herculinos volvían a replegarse esperando al Málaga. En una salida por la banda, Borja Valle, a los 78 minutos, lanzaba un balón envenenado que Munir no conseguía atajar pegado al palo, anotando el 4-2. El Depor consumaba la hazaña.

A partir de ahí el once andaluz entró en un bajón lógico tras el trompazo y los blanquiazules no quisieron arriesgar, manteniendo el resultado y las esperanzas de batir al Málaga el sábado, en una nueva ‘guerra’ por la Primera División.

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