Pousada, delantero con desparpajo y gol que jugó con Cruyff
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Pousada, delantero con desparpajo y gol que jugó con Cruyff

Pousada, delantero con desparpajo y gol que jugó con Cruyff
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José Luis Rey Pousada (A Coruña, 23-XI-1953), más conocido como Pepe Pousada, se convirtió en un clásico del RC Deportivo entre los años 1975 y 1980. Un jugador diferente, amante de los alardes técnicos que llegó tanto a encandilar como a desesperar al público de Riazor. 

Ural, Español, Barcelona B, Ourense, Depor, Levante, Linares y Lugo marcaron una carrera que desmenuza desde sus inicios para dxt.

“Soy de Ciudad Jardín, entré en el colegio de Maristas y empecé a jugar en el equipo del Ural, con Augusto César Lendoiro ya como presidente. Después pasé al Español y me llamaron para la selección gallega de Juveniles y de ahí también fui a la española”, destaca, al tiempo que hace una radiografía de la sociedad de su infancia.

“En aquella época la mayoría de los niños jugábamos al fútbol, además de tirarnos piedras y de andar en bici, por lo que mis padres tampoco pensaban que me fuera a dedicar a este deporte; siempre quisieron que estudiara y, de hecho, acabé la carrera de Graduado Social. Empecé Biología pero me resultó imposible con tantos entrenamientos. Estábamos todo el día en la calle, muchas vías estaban sin asfaltar en Los Puentes y los chavales jugábamos partidos entre  distintos barrios”, comentó.
Paso a paso y regate a regate, fue creciendo a nivel humano y también deportivo, escalando peldaños.

Dicen que el Barça pagó por mí un millón de pesetas al Español; yo no vi nada (risas) 

“Después de haber ido a la selección gallega juvenil me fichó el Barça y estuve en el filial. Dicen que pagaron por mí un millón de pesetas al Español pero yo no vi nada (risas); al año siguiente me fui dos temporadas cedido al Ourense en Segunda División junto a Olmo y Teixidó en una operación por el fichaje de Tomé”, expone.

Su vida cambió de escenario al tener que trasladarse a la Ciudad Condal; un hándicap que no supuso un tormento ni mucho menos para Pousada.

“En Barcelona me adapté bien, vivía en una pensión bastante maja; coincidí con jugadores del Barça como Martínez u Olmo”, recuerda.

Sin embargo, la enorme magnitud de la urbe catalana obstaculizó en gran medida su relación con los libros. 

“En Coruña compaginaba el fútbol con los estudios, pero en Barcelona era muy complicado porque las distancias eran enormes”, dijo. 

En el plano meramente deportivo, apenas dispuso de oportunidades, ya que la cantera azulgrana pasaba bastante desapercibida. 

“Quieres llegar arriba pero en el Barça era muy complicado hacerlo desde el filial. Hasta que llegó el técnico alemán Weisweiler apenas se contaba con los jóvenes en este club”, puntualizó.

El ostracismo al que se vio condenado en el Barcelona le abrió las puertas del RC Deportivo, previo paso por el Ourense, en donde militó dos campañas cedido.

En el Depor tenía fama de ser un poco ‘caguiñas’ pero no era verdad

“En el Depor tenía fama de ser un poco ‘caguiñas’, de que no arriesgaba, pero no era verdad; por ejemplo, si disputaba un balón de cabeza con un central no marcaba, pero si estaba desmarcado sí remataba muy bien y hacía gol. Era un jugador muy rápido, jugaba como extremo o como delantero centro”, narra.

Sacaba los córners de rabona para no usar la zurda; me llamaban ‘Pepito Pijadas’

“Sacaba los córners de rabona en los entrenamientos porque no le daba con la izquierda. Le copié esta jugada a Paquito, del Valencia. Me llamaban ‘Pepito Pijadas’ porque hacía cosas como la lambretta que después hizo Djalminha. Era un poco malabarista en este sentido”, agregó.

De modo paulatino, su querencia por las diabluras en el terreno de juego hicieron que se granjease un gran número de admiradores pero también de detractores en las gradas.
“Me gustaba el ‘fútbol-espectáculo’ y esto era peligroso porque si el resultado no era bueno te criticaban bastante; me gustaba casi más que el balón diera en el poste a que entrase por la vistosidad que producía”, explica.

Preguntado acerca de la trascendencia social del fútbol y del equipo más representativo de A Coruña, Pousada no titubea al afirmar que “el Deportivo era más familiar que ahora en cuanto a su plantilla; a los futbolistas no se les conocía tanto como ahora, éramos menos famosos”.

En sus doce temporadas en activo, compartió vestuario con gigantes del fútbol nacional e internacional.

Coincidí con Arconada o Juanito y en el Depor con Piris, Piño, Cantudo o Castro...

“Coincidí en la Selección juvenil con Arconada o Juanito y en el Deportivo con Piris, Piño, Cantudo, Castro... Siempre recordaré al argentino Victorio Coco, que ha sido el único jugador que conocí que remataba de cabeza sin saltar y le daba efecto al balón, era algo increíble, me quedó grabado”, rememora.

Respecto a los técnicos que marcaron su trayectoria profesional, Pousada decide efectuar varios apartes. 

“Tuve a Naya de entrenador en tres equipos, en el Orense, en el Deportivo y en el Linares. Fue el que me trajo al Depor. Tuve una relación de amor-odio con él. Era un ‘show-man’ simpático y estaba obsesionado con el fútbol, se pasaba todo el día pensando en él y no era capaz de desconectar. No te dejaba ni respirar”, precisó.

García Verdugo nos daba ‘palizas’ insoportables; Luis Suárez era un fenómeno

“Con el entrenador que más me divertí entrenando fue con Luis Suárez, siempre introducía el balón pero de modo que siempre te lo pasabas bien y hacías físico; con García Verdugo, por ejemplo, teníamos palizas físicas insoportables.  Luis Suárez jugaba de cine, nunca le sacabas el balón, tenía toque muy fácil y preciso al milímetro. Era un fenómeno, nos daba lecciones en los entrenamientos”, matiza.

En sus cinco campañas militando en las filas del Depor, Pousada anotó un total de 24 dianas; entre ellas pone de relieve por su preciosismo tres de las más plásticas.

“Recuerdo varios goles especiales en mi carrera, tres bastante buenos, uno aquí en Riazor ante el Valladolid que entró por la escuadra con el que nos pusimos de primeros y otro similar con el Lugo ante el Orense en Copa. Marqué uno ante el Tenerife desde casi fuera del área también”, dijo.

Una de sus peores sensaciones en el mundo del fútbol fue la pérdida de categoría experimentada con el RC Deportivo a Tercera División.

“En la 79-80 bajamos con una buena plantilla y eso fue complicado de digerir; el entrenador García Verdugo al llegar nos hizo una encuesta sobre si creíamos en Dios, fue algo insólito, a mí personalmente me tenía crucificado. Entrenábamos todo el día corriendo, éramos como tractores en vez de futbolistas”, afirmó.

Por último, este coruñés hace memoria sobre una circunstancia singular que le hacía saltar al campo en el minuto 5 de cada encuentro de los disputados vistiendo la elástica blanquiazul.

“Con la normativa de los jugadores Sub-20 jugaba cinco minutos Serafín y yo saltaba al campo en su lugar a los pocos minutos. Salía a calentar y la gente me silbaba bastante. Entonces yo hacía ejercicios ‘de pirado’, hasta el punto de que me mandaron a calentar en el vestuario antes de salir al campo”, concluyó.

El ‘flaco’ se sacaba las botas y ya encendía un ‘camel’

Durante el ejercicio 80-81, Pepe Pousada actuó en las filas del Levante, que ya iniciada la temporada incorporó a una leyenda como Johan Cruyff. “Ya se había retirado del fútbol y creo que regresó por unos problemas fiscales; el Levante aprovechó el tirón y lo ficharon cuando íbamos de primeros pero fue una decisión fatal porque toda la taquilla se la llevaba él y el resto del equipo empezó a no cobrar, por lo que se creó muy mal ambiente y no ascendimos”, apuntó.

En relación a su envergadura futbolística, el exdeportivista se rinde al holandés, aunque con matices. “Como jugador era muy bueno, con una gran arrancada pero llegó un momento que tenía más mentalidad de entrenador o de directivo que de jugador.

Sacaba faltas, de banda, en la estrategia pero no era tan decisivo como se esperaría en el juego. Era como un director de orquesta”, dijo. “Fumaba como un carretero, incluso en el vestuario; cuando acababa el partido se sacaba las botas y ya encendía un ‘camel’ con el que se iba a la ducha”, apostilló.

Pousada, delantero con desparpajo y gol que jugó con Cruyff

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