Once metros de vida
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17º-23º

Once metros de vida

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Deporte Campeón-2019-05-28-002-fb3802fc

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Después de merecer marcar durante una hora, después de ver cómo el Mallorca podría haberlo hecho en la media final, el Depor se llevó los puntos de Riazor merced a un penalti que mantiene con vida a los blanquiazules.

El encuentro comenzó con ambiente bastante frío en la grada blanquiazul (por la protesta del fondo de Marathon por el trato que el fútbol le dispensa a los aficionados) y con un Depor que se mostró algo nervioso en el inicio porque, a pesar de intentar atacar, en defensa no era demasiado contundente. Lo cierto es que los dos conjuntos salieron a acosar las porterías rivales y la primera opción clara, a los cuatro minutos, fue para un remate de Lago Junior pegado al palo. Respondió Carlos Fernández con un disparo desde la frontal que lamió la escuadra, igualando el Depor al Mallorca con una ocasión nítida para cada plantel. Los dos equipos buscaban el ataque con ritmo y con ganas.

Después de un lance alto balear, Borja Valle, superado el minuto 13, envió un balón lejano, casi desde el medio del campo, que corrió el mismo destino que su predecesor. No es que los dos equipos jugasen con un ritmo trepidante, pero sí se buscaban continuamente, afrontando duelos personales, intentando jugar al fútbol.

Dos minutos después llegó otra clara acción para marcar pero ni Borja ni Quique estuvieron acertados en el corazón del área, enviando la pelota a córner la defensa bermellona. 

El Depor lo intentaba, salía con ganas, con más intensidad que en otros partidos. A los 20 minutos pidieron penalti los blanquiazules por un presumible derribo en el área que el colegiado no percibió. El caso es que el choque comenzaba a jugarse más en el campo del visitante que en la propia parcela, y era buena señal, eso sí, sin perder de vista las contras isleñas.

Oportunidades
Cuatro minutos después, Eneko Bóveda cabeceaba a la puerta de Reina, con una gran intervención del meta, que enviaba a córner. A saque del mismo, el balón se paseaba por delante de la línea de gol. Evidentemente el Deportivo hacía méritos para romper el empate y ponerse por delante en el marcador.

En las dos siguientes acciones el Mallorca creó peligro sin concretar pero demostró que sus transiciones rápidas podían poner en apuros a la defensa del Depor que, no obstante, consiguió despejar las acciones ofensivas del cuadro rojinegro.

El conjunto de Martí siguió intentándolo de la mano de un buen Fede Cartabia, bien escoltado por Eneko Bóveda. De hecho, en el final de la primera parte, el envite se convirtió en un monólogo blanquiazul mientras el Mallorca comenzaba a pasar apuros en su zaga. Pero el cuadro coruñés no acababa de concretar. Le faltaba esa pizca de suerte tan necesaria, aunque estaba poniendo todo de su parte para ponerse por delante en el marcador de Riazor. En los últimos instantes del primer acto, los dos equipos bajaron un tanto la intensidad para llegar al descanso con las tablas, y sin goles, en el estadio blanquiazul.

El cuadro herculino compareció en el segundo acto atacando, de igual manera que había transcurrido la mayoría de la primera parte. Respondió el visitante, como se esperaba, y en la siguiente acción el cuadro de Vicente Moreno encerró al Depor con dos córners botados de manera consecutiva.

En los inicios del segundo periodo, los banquillos comenzaban a moverse. El empate era bueno para el Mallorca y, si había que reforzar líneas, se solidificarían todavía más, mientras que al equipo coruñés tan solo le valía la victoria.

Siempre el balón
El Depor tenía la pelota y el Mallorca esperaba una contra, una acción clara, defendiendo con criterio. Aunque la balanza se inclinaba siempre hacia la bandeja de los herculinos, no se rompía la igualada. A los coruñeses les faltaba concretar en los últimos metros.

A los 58 minutos intentó Fede un disparo entrando por la frontal del área pero acabó en las manos de Reina. A pesar de estar jugando mucho mejor que en partidos precedentes, sobre todo en Riazor, no llegaba el ansiado gol. Carlos lo intentaba, también de disparo lejano –en este caso desde la frontal– pero igualmente su lance se marchaba desviado. Se llegaba a la hora del partido y la ansiedad parecía hacer acto de presencia. Y no era para menos, porque ahí se acabó el fuelle del Depor y, además, los cambios tampoco mejoraron al equipo... Hasta la última jugada del partido.

El Mallorca se erigió en protagonista con ocasiones claras de Abdón y dos de Budimir, con respuesta un gran Dani Giménez. En el 85 pudo marcar Vicente Gómez, y en el 91 pudo hacerlo Estupiñán.

Cuando el empate se daba por hecho, un penalti sobre Nahuel ponía al Depor en el camino de la victoria. Carlos Fernández, en el 95, no fallaba y alimentaba la esperanza de un equipo que sigue vivo a falta de dos jornadas para el final. Y mientras haya vida, habrá esperanza.

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