Los jugadores del Deportivo Mujaid Sadick y Mamadou Koné revolucionaron ayer las aulas de la ONG Equus Zebra. 42 niños de entre 3 y 12 años disfrutaron de la visita de ambos futbolistas hasta el punto de que, como explicó posteriormente la secretaria general de la organización, Marisa Molina, “a ver quién les tranquiliza ahora, porque están todo felices y exaltados”.
Equus Zebra es una ONG instalada en la calle Entrepeñas, en el corazón del Agra del Orzán, y desde hace veinte años trabaja con la misión de integrar a personas en riesgo de exclusión social.
“Casi todos son niños, hijos de inmigrantes. Ellos han nacido aquí, pero sus padres son de diferentes países, Nigeria, Senegal, Camerún, Sudamérica...”, relata Marisa, quien explica que “tenemos una sede pequeña, por eso no podemos tener más niños aquí, pero hay lista de espera porque estamos toda la tarde con ellos, se les ayuda a hacer los deberes y cada mes buscamos una actividad distinta, una salida a Riazor, al parque o esta visita de hoy de los jugadores del Depor para que los niños se sientan cuidados”.
La secretaria general de la ONG apunta que la presencia de Mujaid y Koné se logró gracias a los peñistas del Depor.
“Varias peñas colaboran con nosotros donándonos ropa porque tenemos una tienda de segunda mano que nos sirve como financiación. Nos pusimos en contacto con las peñas y cuando se lo comentaron a los jugadores, vinieron encantados porque, además, Koné es de Costa de Marfil y Mujaid, aunque es riojano, sus padres son africanos”, indica.
“Ha sido una experiencia muy buena porque ellos han venido encantados y los niños han estado felices. Les han hecho muchas preguntas y les han regalado un cuaderno con dibujos hechos por ellos. Y los futbolistas les han entregado fotos firmadas, así que ha sido interesante para ellos y para nosotros”, dice.
“Viven el Depor como cualquier otro niño de A Coruña, no hay más que ver cómo animan, como si les fuera la vida en ello, y ahora que están resurgiendo, no te puedes ni imaginar, aunque a los niños les da igual dónde esté el equipo en la clasificación, porque son forofos igual”, resalta.
Racismo, una lacra
El pasado fin de semana, el fútbol vivió un episodio vergonzoso con los insultos racistas que sufrió el jugador del Athletic Club Iñaki Williams por parte de unos aficionados del Espanyol. Tristemente, se trata de una lacra que no solo afecta al mundo del balón, sino a la sociedad en general, como expone Marisa Molina.
“Llevamos 20 años con esta ONG y nuestro presidente es africano, de Camerún, y nuestros niños la mayoría son africanos, negros, aunque hayan nacido aquí. Ellos mismos no tienen problema en decir la palabra negro porque saben el cariño con el que se le dice. El problema es la gente que lo emplea como insulto o todos los prejuicios que hay”, indica.
“Si en el fútbol hay racismo, en el mundo real hay más, en la sociedad hay un racismo encubierto o llámale como quieras. Nosotros les ayudamos a buscar piso, trabajo, lo que sea, y nos encontramos con estos problemas en todos los ámbitos. No puedes imaginarte lo difícil que es encontrar un piso para la gente negra”, denuncia.
La secretaria general de Equus Zebra se muestra muy contenta con la actividad de ayer porque “sirve para que nos mezclemos con todos los estratos sociales y la gente vea que todo se normaliza”.
“La sociedad ha evolucionado para bien porque antes era mucho peor, pero falta ese punto de que sea de verdad. Todo el mundo dice que somos iguales, pero luego se demuestra que no lo somos. Tenemos que luchar, continuamente estamos en ello y nosotros ponemos nuestro granito de arena, pero hay que pelear más”, lamenta.
“El desconocimiento genera rechazo y eso provocó que cuando empezaron a llegar inmigrantes al Agra, había recelo. Pero a base de mucho pico y pala hemos logrado que se normalice y la gente asuma que teníamos que mezclarnos. Evolucionamos muy bien, aunque hay picos de involución que tienen que ver con la crisis, ya que nos venden que los inmigrantes nos quitan el trabajo, cuando los datos demuestran que no es verdad”.
