Manolete, el ‘chico para todo’ del Deportivo ascensor
lll
17º-23º

Manolete, el ‘chico para todo’ del Deportivo ascensor

Manolete, el ‘chico para todo’ del Deportivo ascensor
Deporte Campeón-2018-06-18-002-0e71e1a3

Tomando como axioma vital uno de sus equipos de categorías inferiores, el ‘Perseverancia’, Manuel Ríos Quintanilla, ‘Manolete’ (A Coruña, 26-V-1945) lideró el Deportivo en las décadas de los ‘60 y los ‘70 aplicando a la vida la misma polivalencia que demostraba sobre el terreno de juego.
Este coruñés de pro nos abre las puertas de su casa para detallar con memoria de lince los pormenores de una extensa carrera, iniciada compaginando los despachos de Fenosa con los campos de entrenamiento de tierra y el césped de Riazor.
“Como todos los niños del barrio de A Torre empecé a jugar en la calle, después un torneo de fútbol organizado por el Frente Juventudes, luego estuve en el Perseverancia de Acción Católica. Estaba predestinado a ser futbolista. Tenía un buen trabajo en Fenosa, entré con 15 años. Jugué en los juveniles del Deportivo Ciudad y ya me fichó el Fabril con 17 años. En la temporada 63-64 jugué en el Fabril, debuté en el Deportivo con 19 años en Primera División en el campo del Betis. Jugué 24 partidos en la 64-65. Los tres primeros años de mi carrera como profesional los compatibilicé con mi trabajo de Fenosa”. 
Manolete describe agradecido las facilidades que en su día le brindaron en su empresa para poder desarrollarse en el fútbol de élite.
“Fenosa era una familia, estaba muy agradecido, mi padre y mi abuelo trabajaron allí. Los jefes eran más amenos y humanos, me dejaban dormir en la oficina cuando llegaba de un viaje largo como de Málaga o Barcelona. Fenosa estaba detrás de los Salesianos y comenzó con el gas. Jugué desde entonces toda la vida, casi siempre era titular, una media de 30 partidos al año. Aquí en el Depor tuve la suerte de no tener lesiones importantes”, agregó.
Desde su debut en el RC Deportivo (donde ahora preside el equipo de Veteranos) en la campaña 64-65, con solo 19 años, este versátil defensa o mediocentro destaca el prestigio que tenía la entidad coruñesa incluso en tiempos de ‘vacas flacas’ como los que le tocó vivir en el club más representativo de A Coruña.
“Me considero muy afortunado, primero porque fui futbolista, segundo porque jugué en el equipo de mi tierra y puedo decir que el Deportivo siempre fue un club señor, lo quería todo el mundo. Que me perdonen los que creen que el Deportivo solo fue el ‘Superdepor’... Ya en la época de Acuña era muy querido. Era de los clubes más serios a la hora de pagarle a sus profesionales, es un orgullo para nosotros que te digan en Madrid que siempre fuimos un club señor”, expresó.
Ya centrado en el plano deportivo, Manolete fue protagonista directo de una sucesión de cambios de categoría, toda vez que el Depor de su época sobresalía en Segunda División pero carecía de la estabilidad necesaria para asentarse en la Primera.
“El Deportivo era bueno para Segunda pero malo para Primera, viví tres descensos y tres ascensos. Como no había una liga intermedia... Éramos cabeza de ratón y cola de león. Nos denominaron el equipo ascensor”, narra al tiempo que sus ojos se iluminan de emoción al rememorar sus mayores éxitos. 
“La alegría que te daba un ascenso es algo indescriptible, que no se puede imaginar. El ascenso era una vida, una ilusión, una experiencia incomparable. En nuestra época hubo muchos partidos de más de 42.000 espectadores”, agregó Manolete. 
Orgulloso de su trayectoria profesional en un ‘modesto’ como el Depor, Manolete hace un inciso para  recalcar el  valor de sus dos convocatorias internacionales con España siendo futbolista blanquiazul. “Mucha gente no lo sabe pero el mérito que tuve fue ser internacional como jugador del Deportivo, fue inolvidable”, dijo. 
Amante del denominado “deporte rey”, analiza los cambios que ha sufrido el fútbol con el paso de los años, a su juicio más suavizado y mercantilizado en nuestros días. 
“No le veo lógica al fútbol de ahora; el fútbol es contacto y si vas por delante fuerte tiene que haber contacto y patadas. Si vas por detrás es peligroso. Ahora veo faltas que son difíciles de explicar. Igual hay muchos jugadores actuales que no jugarían en mi época. Centrales como Campanal, Mingorance del Córdoba, Grifa del Atlético de Madrid... Jugadores como De Felipe, Pirri, Velázquez, Gárate, Claramunt, Luis Suárez, Amancio...Había 40 o 50 jugadores de sacarse el sombrero”, matiza.
“El fútbol ha cambiado muchísimo, ahora el presupuesto de los socios casi no cuenta. Antiguamente dependíamos de los abonados. Mi traspaso supuso un año del presupuesto de todo el Deportivo. Los que luchábamos para mantenernos necesitábamos ingresos paralelos. Ahora un buen gestionado cubre su presupuesto casi con la Liga de Fútbol Profesional. Ha sido un cambio brutal, a mí me gustaba más la esencia de antes. Ahora hay tanto fútbol... La afición es la misma pero esto es todos los días”, reflexiona en voz alta.
Ahora aficionado blanquiazul que añora quizá una mayor presencia de raíces coruñesas en el Depor, precisa que la espinita que le quedó como jugador fue haberse marchado al Valencia; eso sí, precisa que la compensación económica para el RC Deportivo fue espectacular. 
“Con 26 años me fui a Valencia, hoy no me iría, era capitán del Deportivo, me quería la gente, tenía una ficha de las más altas del equipo, mi mujer era policía y tenía un negocio que si sigo hoy con él estaría forrado de dinero, una sala de juegos. Llevaba tres años para marchar y quería mejorar deportivamente. Ofrecían al club 15 millones de aquel entonces al Deportivo y era muchísimo dinero. Firmé tres años por el Valencia pero me lesioné el menisco en el tercero, entonces me llevó Arsenio para el Hércules, que no iba bien. Arsenio se acordó de mí y me vino a ver al Juan Casanova. Me dijo “te vengo a buscar”. Yo le dije que estaba medio cojo y me dijo “me vales igual”. Jugué medio cojo 28 partidos y ascendimos. Ya me retiré”, rememoró. 
Manolete describe el día a día del futbolista profesional en el Depor en la década de los 60 y 70 y su aplicación de esos momentos especiales en el presente. “En aquel entonces entrenábamos en el Picadero, detrás de la Torre de Marathón. Inventé unos talleres de Reminiscencia Histórica en la Fundación Padre Rubinos para mayores y los Veteranos del club les enseñamos fotos de esa época, intentamos hacer felices a personas con problemas”, agregó. 
El exfutbolista relata su paso de los terrenos de juego a la ‘vida real’. “Trabajé en banca 30 años, trabajaba para el Deportivo en el Banco de Bilbao, llegué a concederle créditos al Deportivo de Lendoiro de mil millones de pesetas; inventamos un sistema muy bueno para pagarle a los futbolistas, a 30 de junio se hacía un finiquito de contrato y se pagaba con letras para pagar las nóminas”, apostilló.

Manolete, el ‘chico para todo’ del Deportivo ascensor

Te puede interesar