Una era marcada por la indefinición
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Una era marcada por la indefinición

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La indefinición ha marcado la era de Natxo González en el Deportivo.

Cuando el preparador fichó el pasado verano por el cuadro coruñés, parecía tener las ideas muy claras y mostró su libro de estilo desde el primer día. El 4-4-2 en rombo, la posesión y el fútbol de toque eran las piedras angulares de un proyecto que, sin embargo, a medida que avanzó el campeonato fue mutando hasta el punto de no identificarse el Depor de las últimas semanas con el que arrancó el campeonato.

En veinte de los 21 partidos de la primera vuelta, el estratega vasco se mantuvo fiel a su filosofía. Pero una vez que el torneo liguero alcanzó el ecuador —coincidiendo con el adiós de Carles Gil—, Natxo fue dando tumbos, alternando diferentes esquemas y maneras de jugar al fútbol.


Al final, empleó hasta cinco sistemas (4-4-2 en rombo, 5-3-2, 4-3-3, 4-1-4-1 y 4-2-3-1) y 29 onces distintos en los 32 partidos que jugó el equipo, incapaz de hacer reaccionar a un bloque que nunca llegó a funcionar como se esperaba.

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