Empate ante un muro
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17º-23º

Empate ante un muro

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Copia de Deporte Campeón-2018-10-08-002-4fb08733

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El entrenador deportivista realizó dos cambios con respecto al once que venció en Tarragona. Una obligada, Krohn-Dehli entraba por Vicente Gómez, y otra táctica, dando opción a Álex Bergantiños y dejando a Mosquera en el banquillo.

Fue el Málaga el que ensayó primero sobre la portería de Dani Giménez, con un disparo de Adrián desde la frontal que detuvo sin problemas el cancerbero blanquiazul. Corría el minuto dos y el partido nacía.

En la siguiente jugada el Depor disponía de una clarísima ocasión para marcar. David Simón, en una gran acción, galopaba sobre la línea de fondo para centrar raso y fuerte hacia Quique quien, quizá por equivocarse de pie a la hora de chutar, mandaba el balón fuera cuando Riazor cantaba el gol.

Ocurrió lo mismo a los diez minutos, cuando el delantero pucelano, en una contra, habilitaba la pelota para Carles Gil, quien se escoraba hacia la frontal para disparar con efecto y mandar la pelota a un metro del poste Era la segunda ocasión absolutamente clara de los de Natxo González.

El Málaga se defendía con criterio y solvencia. Es una asignatura en la que siempre sacará buena nota. El Depor llevaba el peso del partido con lo que ello significa ante un equipo como el de López Muñiz, que te puede machacar a la contra o a balón parado, pero esa lección la tiene bien aprendida el equipo coruñés y, aunque no es imbatible, sabe ‘nadar y guardar la ropa’, atacar, tener posesión, pero la puerta de atrás cerrada para evitar situaciones problemáticas.

Después de los primeros compases con las dos ocasiones claras para el conjunto herculino las fuerzas se equilibraron un poco aunque el Depor siguió mandando.
En el 25 el cuadro andaluz intentó una de sus acciones típicas a balón parado, con un saque lateral directo al corazón del área pero los coruñeses tenían bien ensayada la defensa para estas acciones con las que el Málaga ya ha conseguido hasta tres goles en esta liga.

Superada la media hora el cuadro gallego lo intentó por la banda, con un centro bueno de Carles Gil que detuvo Munir, uno de los porteros más en forma de la categoría. Siete minutos más tarde llegaba una nueva ocasión para el Depor. Esta vez, a la salida de un córner, era Pablo Marí el que mandaba la pelota a las nubes cuando parecía que la portería aclamaba al esférico para que entrase. Era la tercera opción para anotar por ninguna de los visitantes. Insistió hasta el final de los 45 minutos, una y otra vez, aunque no gozó de un nuevo disparo hasta que se llegó al descanso con empate sin goles en el marcador. Con un Málaga rácano y cicatero, pero a lo suyo. Con su fórmula, y un Deportivo como único contendiente que propuso fútbol.

Mismos argumentos
De inicio, en la reanudación, los planteamientos parecieron los mismos. El Depor a llevar todo el peso del partido y el Málaga a esperar su oportunidad. 

Probó fortuna Carlos Fernández con un disparo desde media distancia que se fue a las nubes. Corría el 50 de partido. Sin embargo la injusticia del fútbol se iba a cebar con el equipo coruñés tres minutos después, cuando de un saque de banda que tan bien tenía ensayado el Depor, con una mala suerte ‘bestial’, encajaba el 0-1 tras un disparo de N’Diaye desde el punto de penalti que pegaba en Pablo Marí. El equipo blanquiazul mordía el polvo y el Málaga, en su segundo disparo a puerta del envite, anotaba un 0-1 que pesaba como una losa de miles de toneladas.

Natxo tiró de banquillo diez minutos después del gol. Carles Gil fue el sacrificado para ubicar en punta a Christian Santos junto a Quique y Carlos Fernández.  A los 65 minutos el colegiado no vio un claro agarrón sobre el delantero sevillano que significaba un penalti de libro. Clarísimo.

Volvía a mirar el entrenador blanquiazul a sus jugadores de recambio para cambiar a Didier Moreno y sustituirlo por Edu Expósito. Sobre el verde seguía un Krohn-Dehli que, inexplicablemente, no se está adaptando a este equipo ni a esta temporada a pesar de la enorme calidad que atesora.

El Depor lo intentaba de todas las maneras y el gol aparecía tras un córner. Aunque en la primera jugada no se llegaba con claridad, en la segunda Saúl asistía a Álex, quien caía por el lateral del área, mandaba la pelota al corazón de la misma y Carlos Fernández anotaba el empate haciendo justicia a lo visto en Riazor.

Justo después, el colegiado mostraba tarjeta roja a Quique por hacer una chilena que impactaba en la cara de un contrario. Inexplicable. Una amarilla convertida en una roja por un árbitro que, simplemente, no da el nivel de la categoría.

A trompicones se llegó al final, con el Depor achuchando a balon parado y el Málaga buscando una nueva carambola. No llegó ni para los coruñeses ni para los andaluces y se firmaron unas tablas injustas pero, por lo menos, se suma y, cómo no, se sigue.

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