Buen inicio y más de lo mismo
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Buen inicio y más de lo mismo

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Deportivo y Osasuna están, anímicamente, en las antípodas. La fortaleza mental de los navarros contrasta con la debilidad de los deportivistas, incapaces de levantarse de los golpes por más que empezaran frescos, ambiciosos, convencidos. En el debut de José Luis Martí, ganaron la primer batalla, pero perdieron la guerra en El Sadar y a Tino Fernández se le escapa otro de los argumentos a los que se aferraba: el Depor ya no está invicto ante los equipos que le preceden. 

Se adelantaron y creyeron (e hicieron creer) que sí, se puede, pero quedaron tocados con el empate de los navarros en una contraataque que cogió despistado a Domingos Duarte. Tras un intento por recuperarse, el segundo manotazo de los de Jagoba Arrasate les dejó KO con una hora de partido por delante. Ahí, volvieron a ser los de las últimas jornadas. Quedan ocho partidos y el Deportivo ya mira más al retrovisor (hoy puede caer de los puestos de promoción) que para delante. 

Antes de enfrentarse al Rayo Majadahonda, a Natxo González se le preguntó por la propuesta de sanción de Antiviolencia a Osasuna que incluía el cierre de El Sadar. “Tranquilo, que jugaremos allí” fue la respuesta del entonces entrenador blanquiazul. El Depor sí lo hizo, pero sin el técnico vasco. 

En el banquillo del campo pamplonés se sentó su sustituto, José Luis Martí, que retocó el sistema y la propuesta. Volvieron al once Bergantiños y Mosquera para formar el doble pivote y no hubo rombo. En el 4-4-2, Edu Expósito y Pedro Sánchez se situaron en las bandas y arriba, la dupla ofensiva la formaron Quique González, que regresaba a Navarra tras un año como rojillo, y Christian Santos.


El venezolano trasladó al césped el mensaje que había mandado el nuevo técnico en rueda de prensa. Ambición. A los quince segundos, el equipo ya había probado a Rubén Martínez. El exdeportivista voló para desviar a córner.

El efecto Martí impulsó al Deportivo diez minutos. Fue un equipo dinámico, profundo, disfrutó del balón y recibió el premio del gol en una asistencia, con caño incluido, de Álex Bergantiños que Quique González transformó en un mano a mano con Rubén. El máximo goleador blanquiazul metió la zurda para sumar su decimoquinto tanto e igualó, al fin, a Enric Gallego al frente de la tabla de goleadores de Segunda División.


El Deportivo estaba cómodo, había recuperado la alegría anímica y futbolística. Se vino arriba. Literal. Se la jugó con las líneas adelantadas y, en la primera, le cogieron la espalda. Se despistó en la marca y el fuera de juego Duarte y un pase en largo de Carlos Clerc habilitó a Rubén García. Delante de Dani Giménez, no erró. 


Osasuna es un equipo que huele sangre. Lo había hecho en el Anxo Carro en la anterior jornada reponiéndose de un 2-0 ante el Lugo en los últimos 25 minutos para rescatar un punto y rozar una remontada épica (el poste lo impidió). Y repitió ante el Deportivo. 
En otro desajuste defensivo, Robert Ibáñez rozó el segundo gol tres minutos después del primero. El Deportivo quiso resurgir pero no pudo; y Osasuna le abofeteó nuevamente. 


Fue a balón parado y con polémica. Quique, detrás de la barrera, cayó a plomo para tratar de obstaculizar un eventual disparo por abajo. Rubén García ejecutó y el balón entró por la escuadra de Dani Giménez. El árbitro, Figueroa Vázquez, pitó falta sobre Quique e incluso le sacó amarilla a Oier. Pero el línea le corrigió. Retiró la tarjeta y concedió el gol. 

El Deportivo trató de recuperar su primera versión antes del descanso, pero le faltó un punto de velocidad y mejores  decisiones. En definitiva, lo mismo que con Natxo. A Pedro y a Christian se les hizo varias veces de noche. El paso por el vestuario no aceleró al venezolano. Aridane se tragó un pase en largo de Bóveda con todo a favor para despejar, Rubén tapó a Quique y el goleador asistió a Christian, que no conectó de primeras, buscó el disparo con la derecha y solo consiguió un saque de esquina. Dilapidó la más clara de todo el segundo periodo.


Intuyó mejor el ‘9’ del Deportivo el error de Rubén Martínez a los 56 minutos. Presionó con fe y se llevó un balonazo en el pecho que podía haber ido perfectamente a portería y acabar en el fondo de la red. 

Borja Valle por Christian fue la primera permuta del Martí. El Deportivo no reaccionó, así que lo intentó con otro cambio, esta vez más ofensivo: Matías Nahuel por Álex Bergantiños sin perder el 4-4-2. Edu Expósito acompañó a Mosquera en el centro del campo, el argentino pasó a la izquierda, Pedro continuó en la derecha y arriba, los dos delanteros, con Quique más adelantado que Valle.

El Deportivo se había desconectado en ataque, sin tiros a puerta en toda la segunda mitad. Osasuna tampoco inquietó a Dani Giménez. Eso sí, el tiempo pasaba en beneficio de los locales y en contra de los intereses deportivista.


Así entraron los dos equipos en los últimos diez minutos. Martí volvió a mover las piezas. Entró Didier Moreno para situarse en el doble pivote y dio metros a Edu Expósito. Al banquillo se fue Pedro Sánchez, sin acierto con el balón, ni siquiera en la estrategia. 


Osasuna supo manejar el cronómetro, es un especialista en eso. Perdió todo el tiempo que pudo. El Deportivo estaba atascado.

Descontaron cuatro minutos. Presionó arriba Osasuna y a los blanquiazules les costó avanzar. Debió de parecerles demasiado a los deportivistas, que se lo tomaron con calma y no comprometieron a los navarros. Es pronto para exigir a Martí, que apenas ha tenido tiempo para trabajar. Lo positivo, la entrada en el partido antes de que los males del pasado afloraran, especialmente el segundo periodo, para atestiguar que el bache va más allá del entrenador.

El Deportivo y el deportivismo miran más para atrás que a los que van por delante. Desaprovecharon una jornada en la que habían fallado el Granada y el Málaga. Una más, porque a eso se ha habituado el equipo desde hace meses. Además, la sexta derrota de la temporada y octava cita consecutiva sin ganar puede dejarle a nueve puntos de los puestos de ascenso directo, pero también fuera de la promoción de ascenso. Tiene los mismos puntos que el Mallorca, que visita al Numancia, y el Cádiz, que va a Las Palmas. 


El domingo (¿de resurrección?) llega a Riazor el revitalizado Extremadura de Manu Mosquera, que meses atrás apostó por el cambio. A él le ha funcionado. Aquí, veremos.

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