El Deportivo continúa sin ratificar ni anunciar cambios en su banquillo, en el que tiene contrato Borja Jiménez, a un día de que se cumpla una semana del ‘palo’ que supuso la derrota ante el Albacete y el no lograr el ascenso a Segunda división.
El tiempo corre a favor del técnico de Ávila, que cuenta con una vinculación de 2+1 con el club, y de momento desde la Plaza de Pontevedra no se ha informado de que Borja no vaya a continuar como inquilino de la caseta herculina.
No obstante, la falta de información y el silencio en torno a la figura del entrenador de Ávila tampoco es una buena noticia, ya que se genera cierta incertidumbre alrededor del proyecto deportivo y la nueva temporada, en la que el objetivo volverá a ser el ascenso y, si es posible, de forma directa.
Borja Jiménez fue confirmado como entrenador blanquiazul el pasado 26 de mayo y el club se movió rápido en el mercado de fichajes, confirmando la primera incorporación, Juan Carlos Menudo, el 7 de junio de 2021.
Con varios jugadores ya diciendo adiós a través de sus redes sociales, con respuesta por parte del preparador, la realidad en el seno del Deportivo es que hay pocos futbolistas que cuenten con contrato en vigor de cara a la temporada que viene.
Tan solo son los porteros Ian Mackay (2023) y Pablo Brea (2024), los defensas Adrián Lapeña, Héctor Hernández (2023) y Trilli (2024), el mediocentro Diego Villares (2025), el volante Carlos Doncel (2023), y los atacantes Alberto Quiles (2023) y Yeremay Hernández (2024).
El Deportivo, sin confirmar aún al menos de puertas para afuera, si sigue o no confiando en Borja Jiménez parte con retraso en lo tocante a la configuración de la plantilla y a la hora de moverse en un mercado en el que es importante hacerlo rápido y al que bajan históricos de Segunda, como el Alcorcón.
Tampoco es positivo para el Deportivo ni para el propio Borja el silencio, después de que el presidente Antonio Couceiro declarase, el sábado tras el partido ante el Albacete, a que desde este lunes comenzarían a trabajar.
Los días pasan y el hecho de que nadie del club salga a confirmar al técnico supone poner en duda que vaya a seguir y crea un innecesario ‘runrún’ en el caso de que esté clara su continuidad y dejarle seguir trabajando en un club y equipo que ya conoce.
Si finalmente se opta por el cambio en el banquillo el nuevo inquilino entra tras una semana de especulaciones.