El Deportivo sigue triturando entrenadores. No importa la categoría ni quién esté al frente del Consejo de Administración o de la secretaría técnica. Los resultados no acompañan y la cuerda siempre se rompe por el sitio más débil de la cadena.
Óscar Cano será el cuarto inquilino del banquillo deportivista desde el descenso a Segunda B en el año 2020.
Entonces, el Deportivo, con Fernando Vidal como presidente y Richard Barral como entrenador, optó por mantener a Fernando Vázquez. Fue una decisión similar a la de esta temporada con Borja Jiménez, en el sentido de que dentro del club el crédito del preparador de Castrofeito era justo tras haber rozado el milagro de la permanencia en Segunda División sin llegar a conseguirla en aquel polémico desenlace con el Fuenlabrada. El Deportivo, desahuciado en la primera vuelta del curso, llegó a estar fuera del descenso pero volvió a caer al pozo y no se salvó.
Vázquez fue destituido después de su segunda derrota de la temporada, en enero. Se habían jugado nueve partidos de liga en aquella Segunda B que fue una competición exprés por la pandemia.
Su sustituto, Rubén de la Barrera, completó aquel curso en el banquillo, una temporada en la que, además, desembarcó en el Deportivo la entidad financiera Abanca como dueña del club y propició, tras el cese de Fernando Vázquez, el de su tocayo Fernando Vidal como dirigente blanquiazul.
Los últimos meses del curso tuvieron a Antonio Couceiro ya como presidente. El siguiente cambio tuvo que ver con la dirección deportiva. Richard Barral se desvinculó del club y fue promocionado Carlos Rosende como secretario técnico.
La renovación de Rubén de la Barrera no cuajó. Dejó el banquillo del Deportivo tras haber conseguido meterlo en la nueva Primera RFEF tras coquetear con la posibilidad de bajar, incluso, uno o dos peldaños y sin pasar el primer corte en la batalla por el ascenso al fútbol profesional.
De la Barrera completó quince encuentros con un balance de siete victorias, tres empates y cinco derrotas en el cuadro deportivista.
Aunque el Deportivo le propuso continuar, no hubo acuerdo. Al club no le gustó que se sentara a hablar con la UD Las Palmas, de Segunda División, así que le descartó y fichó a Borja Jiménez.
El abulense fue el primer técnico contratado por Couceiro como dirigente y por Rosende como secretario técnico.
Logró completar la primera temporada en el banquillo, un año en el que el Deportivo parecía ascendido en enero, hasta que cambiaron las tornas. El ascenso directo se le escapó por demérito propio y por las espectacular segunda vuelta del Racing de Santander y después también se le esfumó el playoff ante el Albacete de Rubén de la Barrera.
Ese golpe suscitó el debate sobre su futuro, reconocido por el propio presidente, pero entonces, sorprendentemente, el club apostó por su continuidad.
Las dudas solo podían disiparse con un buen inicio de temporada que no llegó. Así que, como con Fernando Vázquez, Borja fue cesado, en su caso con solo una derrota.
Desde Miguel Ángel Lotina (concluyó su etapa en A Coruña en 2011), han pasado, incluyendo a Cano, por el banquillo del Deportivo dieciséis entrenadores y, además, uno de ellos, Fernando Vázquez, lo hizo en dos etapas.