¿Qué nota le pondrías al equipo esta temporada y por qué?
Ha sido una temporada de notable alto pese a todas las dificultades. La plantilla superó muchísimos problemas durante el año, un inicio muy irregular y resultados adversos. Cuando entras en dinámicas negativas y consigues superarlas tiene un mérito enorme.
¿Cuáles han sido esos problemas y dificultades?
Principalmente nos condicionó mucho el tener solo dos días de entrenamiento cada semana. Se nota una barbaridad físicamente.
¿Por qué pasasteis de tres a dos sesiones?
Los jueves entrenábamos en el campo universitario, de hierba natural, y hubo ciertos problemas que nos impidieron seguir entrenando allí. Por la disponibilidad de campos que tenemos en la ciudad, muy areptada, no hubo forma de solventarlo y tuvimos que aprender a convivir con ello.
A principio de temporada os marcasteis el objetivo de terminar entre los cuatro mejores clasificados, ¿qué ha faltado para terminar más arriba?
En la primera vuelta fuimos un equipo demasiado irregular. Perdimos partidos que, a priori, deberíamos ganar y eso pesa bastante anímicamente. La séptima posición es positiva porque si ves qué equipos han terminado por encima e incluso por debajo de nosotras, como el Friol o el Sporting, hemos competido contra casi todos. Me parece que si hubiésemos cogido la dinámica un poco antes habríamos acabado más arriba.
Acabasteis la campaña con siete victorias consecutivas en casa y muy buenas sensaciones, ¿qué cambió de la primera a la segunda vuelta?
El equipo evolucionó muchísimo y encontró ese equilibrio que tanta falta le hacía. Conseguimos encontrar momentos de muy buen juego y sacamos provecho de las jugadoras que teníamos. En ese sentido me quedo muy satisfecho.
¿Cómo explicas esa falta de equilibrio?
En verano llegaron muchas jugadoras para el mediocentro defensivo y tuvimos que hacer un trabajo importante para reconvertirlas. Ese aprendizaje lleva su tiempo, pero muchas jugadoras se adaptaron con total naturalidad y acabaron jugando en más de tres posiciones.
¿Cuál dirías que fue el punto de inflexión en ese cambio de dinámica?
El partido contra el Racing de Santander (derrota por 5-0) nos hizo mucho daño, pero cambió por completo nuestra actitud. Las chicas empezaron a crecer de una forma increíble y se esforzaron al máximo en cada partido.
¿Es complicado mantener la tensión competitiva cuando no tienes un objetivo definido ni por arriba ni por abajo?
Sí, es muy difícil porque no había ningún equipo que nos apretase por abajo ni teníamos opciones para terminar entre los dos mejores, que juegan su propia liga. Pero las chicas lo han conseguido y hasta el último partido han mantenido esa tensión.
¿Cuál es el futuro del Victoria en esta categoría?
Este es un club de base y el primer objetivo es siempre mantener la categoría. No podemos competir contra equipos que eligen a las mejoras jugadoras y les pagan. Tampoco contra equipos que entrenan cuatro días a la semana. Pero sí contra los demás. En este club hay niñas de 15 años que se han afianzado en el primer equipo (Clara, Laura López, Alba Villar...) y que en el futuro van a hacer un Victoria mejor.
¿Seguirá Marcos Mato la próxima temporada en el banquillo?
No, este ha sido mi último año en el equipo femenino. Es lo mejor para la evolución de las chicas y para mí. Se cumple un ciclo y ha sido una etapa muy bonita y de la que he aprendido muchísimo, pero ahora mismo necesito situarme y descansar. Quiero seguir entrenando, pero no tengo ninguna preferencia, si en el Victoria o en otro club, como primero o segundo, soy versatil y me adapto.
