El Deportivo parece haber perdido el norte, que aún no ha encontrado. El conjunto blanquiazul, incapaz de ganar después de cuatro jornadas, sigue sin mostrar claramente a qué quiere jugar. Una cosa es lo que nos cuentan cada semana en la sala de prensa: se busca a un equipo aguerrido, que domine el partido, que sea protagonista, que lleve la iniciativa…
La realidad es que el Deportivo se ha destapado en estos primeros compases como una escuadra a la que le cuesta entrar en los choques, con problemas en defensa y con un centro del campo incapaz de crear juego para que el balón le llegue a los de arriba. Se recurre al patadón en busca de una jugada milagrosa. Las ocasiones de gol en contra se suceden y se han encajado ya la friolera de once goles.
Falla la defensa, hay problemas en la sala de máquinas y el ataque no acaba de carburar. Se vio en varias de las contras de las que gozaron los blanquiazules para ponerse por delante ante el Betis. Incluso en superioridad numérica, los jugadores fueron incapaces de sacar tajada. Un partido en el que, pese a que Pepe Mel sacó lecturas positivas, la realidad es que no se logró el principal objetivo, que pasaba por sumar de una vez de tres puntos.
Tino ya afirmó que no le temblará el pulso si tiene que cambiar de nuevo de técnico y Mel lo sabe...
Llega una semana crucial para el futuro del banquillo del Depor. Tino ya afirmó que no le temblará el pulso si tiene que cambiar de nuevo de técnico y Mel lo sabe. El miércoles ante el Alavés en Riazor tiene una importante prueba de fuego, pero seguramente se jugará el todo por el todo el domingo ante el Espanyol. En el caso de que no consiga puntuar es muy probable que tenga que hacer las maletas.
La continuidad de un técnico en el Deportivo es uno de los asuntos pendientes del actual Consejo blanquiazul, que en este aspecto no ha dejado de dar bandazos.
El club tenía este curso el objetivo de pasar una temporada tranquila, pero a las primeras de cambio ya amenaza la marejada a la nave herculina. Una embarcación sin rumbo, que no sabe muy bien a dónde va y que necesita que alguien, Mel o si finalmente no continúa, otro, coja con mano firme el timón sino quiere que este barco termine a la deriva.
