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Este in de semana un temporal de nieve y hielo dejó atrapadas a miles de personas que regresaban en sus vehículos tras las vacaciones de Navidad. La A6 se convirtió en una auténtica ratonera que dejó a los conductores el Día de Reyes confinados en sus coches. Una situación que no impidió que las Federaciones, como la de fútbol, no decidiesen, por sentido común, suspender la jornada, a la vista de lo peligrosos que suponían los desplazamientos, sobre todo por la meseta y alrededores de Madrid, ‘la zona 0’. La poca planificación o falta de cabeza hizo que, además de los particulares, equipos de Tercera División como el Cerceda, que jugaban ante el Navalcarnero, se pasasen más de 12 horas en el autobús, al quedarse ‘tirados’ en medio de la nada, en una autopista de peaje. Es cierto que todos los conductores, sobre todo sabiendo el tiempo que se esperaba, tendrían que ir equipados con cadenas, pero eso no quita que en una carretera por la que hay que pagar para transitar haya habido una mala gestión de una crisis que le ha amargado la vuelta a muchísimas personas. El Cerceda, gracias a la generosidad de su rival, jugará finalmente hoy a las 20.30 horas (estaba previsto que lo hubiese hecho ayer a las 16.30 horas), pero las horas, el frío y la incertidumbre por lo que podía pasar no se las quita nadie. Recientemente un temporal de frío, lluvias y viento golpeó Galicia y las Federaciones autonómicas de fútbol y baloncesto suspendieron todas las jornadas ligueras. No así las territoriales españolas, que continuaron con los partidos, como si sus equipos y sus jugadores fueran menos valiosos que otros. Entendiendo el problema que supone para un calendario, ya de por sí apretado, el hecho de aplazar encuentros, es descabellado que no se unifiquen criterios ante circunstancias climatológicas tan extraordinarias como las pasadas.

El Cerceda se pasó más de 12 horas en el autobús al quedarse 'tirados' en medio de la autopista de peaje

Al final los partidos, como en el caso del Cerceda, se terminan jugando días después, con el prejuicio que eso acarrea a los propios conjuntos. No solo por tener que estar más días de los previstos fuera, sino por lo que supone para su planificación semanal, pues los equipos vuelven a competir este fin de semana. Al final pierden siempre los mismos, por la poca cabeza de los que mandan.

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