SOLO EL EQUIPO PUEDE SACARNOS DEL ATOLLADERO
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SOLO EL EQUIPO PUEDE SACARNOS DEL ATOLLADERO


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Me hubiera gustado iniciar mi columna con todo lo contrario a lo que iré desgranando tras el desastre blanquiazul ante el Deportivo Alavés. Es evidente que Gaizka Garitano y alguno más no estarán de acuerdo con mis conclusiones, pero la realidad es bien distinta. Después de un primer tiempo en el que los aciertos desde atrás se caían por la borda ante la portería contraria, apareció una segunda mitad en la qué solo cabe destacar los propósitos del once que, quince minutos antes , los del descanso, podrían sacar a relucir lo que realmente llevaban dentro para afrontar el partido. No fue así y todo se vino abajo. El equipo daba pena y los cambios valieron de muy poco. Durante esta segunda parte el conjunto coruñés hasta acusó un cansancio incapaz de frenar la velocidad y entrega del rival. ¿o no?

No acabo de comprender como después de haberse disputado veintidós jornadas, el Depor tiene pendiente un partido, el equipo aún no cuenta con el once base. Y no me valen las disculpas por las bajas, las lesiones o las sanciones, porque después de una intensa pretemporada el técnico vasco tuvo tiempo, más que suficiente, para componer el once que iba a marcar el ritmo de todas las alineaciones a componer. Aún el sábado se hicieron cambios y recambios que dejaron bien al descubierto que Gaizka Garitano se había equivocado de camino. Y así nos fue.

¿Soluciones? aunque nada fáciles, sí las hay. Al menos eso pienso yo. Dado que los principales protagonistas son los jugadores, es más que importante, antes de que nos quedemos abajo del todo en la tabla, que sean ellos mismos los que den un paso al frente. Primero, una reunión de altura con los cuatro capitanes, dos de ellos, Pedro Mosquera y Álex Bergantiños, que parecen contar solo para los entrenamientos, que sean los encargados de levantar la moral de todo la plantilla y trabajar, incluso mañana y tarde, para no acusar el cansancio que quedó bien patente ante el Alavés.

Algo tan sencillo, cuanto antes porque de Leganés (Madrid) hay que regresar con los tres puntos. De esto hablaré otro día. Antes quiero dedicar unas líneas al árbitro del sábado, cuyo nombre voy a ignorar, para que no tenga que recurrir a los tribunales, como ya me sucedió hace muchos años con otro que eliminó al Deportivo de la Copa y que llegó a intimidarme con una carta de su abogado que guardo como oro en paño.

Pues bien, el del sábado, como ya anticipaba en mi columna anterior, no era trigo limpio, como ya demostró en su arbitraje del real Madrid-Deportivo (3-2) y que volvió a repetir.

Al contrario le consintió de todo, hasta perder tiempo desde su primer pitido, pitó un penalti que solo vio él y no señaló otro mucho más claro en la misma área. La compensación se impone y él no falló. Seguro que pronto pitará otro partido con el Depor de por medio.

Insisto, en unos días trataré de analizar la visita a Butarque, el estadio del Leganés, donde hay que ganar como sea. Ahí no caben las disculpas. Como suele decirse, ganar sí o sí. Forza Depor.

 

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