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Sólo un gol, solamente un triunfo (aunque sea después de cinco partidos disputados) hace que lo que era un vaso medio vacío se convierta automáticamente en un vaso medio lleno. Es lo que ha pasado, en términos generales, entre los aficionados del Deportivo después del gol de Luisinho y de la victoria frente al Alavés. Y ese optimismo viene dado también por la constatación de que puede haber equipos iguales o peores que el coruñés en la máxima categoría del fútbol español.

Hay que coincidir, nuevamente, en que el partido que hizo el Deportivo frente a los vascos no fue exageradamente bueno, ni siquiera bueno. Sí que hubo momentos en el segundo tiempo en los que el equipo local buscaba más el gol (a pesar de ir ya ganando el partido) que el contrario (que lo iba perdiendo). Y apuros, apuros, hubo muy pocos, independientemente de que cualquier jugada te puede costar un disgusto con tan exigua ventaja. Lo principal es que este resultado positivo concede un respiro al equipo y al entrenador y afloja algo la presión que se habían colocado los propios futbolistas y, esencialmente, el técnico con unas declaraciones que hacían soñar a los aficionados por encima de las posibilidades reales del equipo. Una cosa es animar al equipo y otra, exagerar.

Es comentario general que las últimas temporadas el equipo “no juega a nada”. No hay un modo de jugar definido, falta claridad en la creación y abunda la precipitación en las combinaciones en el terreno de juego. Parece que hay prisa por llegar a no se sabe dónde. Y eso tampoco se ha corregido esta temporada. Hay jugadores que después de más de una temporada en La Coruña todavía no tienen claro su sitio en el campo y cada vez que juegan se hallan un tanto desorientados. Bien es verdad que colocar a los jugadores en el sitio que más rinden es algo muy difícil, algo propio de entrenadores  contrastados (Arsenio era un maestro en esta especialidad, como nos mostró a lo largo de toda su carrera). Desde luego, aquí, en el Deportivo y en algunos casos, todavía no lo hemos conseguido plenamente. Se habla de que hay muchos jugadores creativos, pero la sensación que da es que el equipo juega más cómodo fuera de casa, a verlas venir.

Dicho esto, y después de vistos los equipos de Primera División en las cinco primeras jornadas, ha quedado claro que el Deportivo no es el peor ni está siquiera entre los tres peores, aunque esto solamente es teoría. Aquí, la clave es ir sumando puntos porque la resolución de la clasificación al final de la temporada (por la cola) va a sustanciarse de forma similar a la de la  anterior. La igualdad va a restar y a repartir muchos puntos a todos los equipos que estén implicados y, por lo tanto, se presupone que las bajas puntuaciones van a estar a la orden del día.

Hay equipos que en principio contaban para mucho más y se hallan en la zona baja de la clasificación, como el Celta, al que todo el mundo situaba previamente en la parte media-alta. Pero en el fútbol nadie se puede confiar y un arranque flojo te hace situarte en una posición inquietante, de la que después es muy difícil salir porque los nervios y la presión comienzan a aflorar, y son contagiosos. Por eso todos quieren tener un buen arranque, porque te puede marcar la tendencia de toda la temporada.

En fin, esto no ha hecho más que comenzar y nos hemos marcado un 'rollo’ cuando ignoramos el futuro, como es lógico, y la evolución que van a tener los equipos. Pero era por decir algo…

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