Todo un pulso, un órdago en toda regla. Vigo está que arde. Carlos Mouriño, mandamás del club celeste, está poniendo a prueba a Abel Caballero. Ya saben que el alcalde de Vigo es uno de los 'hombres fuertes' que le quedan al PSOE en Galicia. Vamos, el único regidor socialista que gobierna con mayoría absoluta en una ciudad importante de nuestra comunidad. Un político localista, al estilo de Paco Vázquez en A Coruña pero en malo. Toma partido en todos los asuntos importantes que afectan a la ciudad olívica, pero pinchó en hueso. Eso me recuerda al órdago que en su día Lendoiro echó a Vázquez, incluso amenazando con construir un estadio en el municipio limítrofe de Culleredo. Pero el exalcalde coruñés tenía su ritmo, ni siquiera respondía en público a las amenazas del exdirigente deportivista. No se daba por aludido, así que aquel 'proyecto-amenaza' se fue esfumando como si se tratara de una ocurrencia puntual. Luego vino la intención de remodelar Riazor con un proyecto del arquitecto norteamericano Peter Eisenmann... Más de lo mismo. Pero Abel Caballero no le llega ni a la altura de los zapatos al exalcalde herculino, así que desenvainó su espada y provocó que Carlos Mouriño respondiera con contundencia con la decisión de su consejo de llevarse al Celta a Mos, cuya alcaldesa se puso a dar botes de alegría nada más enterarse de la noticia. Pero tranquilos, Caballero bajará de su caballo y envainará su espada. El fútbol la tiene más larga...
