Houston tenemos un problema. Pues en el Depor, lo mismo. Otra cosa es que se quiera ver o desviar la atención, pero el fracaso a todos los niveles en el plano deportivo en relación al primer equipo es tan evidente que hacerse el ciego ya roza la tontería.
La planificación por parte de los responsables de la Dirección Deportiva es tan desastrosa como contagiosa. Lo digo porque Pepe Mel demostró, una vez más, que no es de fiar. Alinear de salida a un chaval del filial fue un brindis al sol, eso que se dice de cara a la galería. Sabiendo lo que se juega el equipo ante el Espanyol, no es de recibo teniendo suficiente gente en el banquillo, como Carles Gil o Bruno Gama. No es que sean estos dos futbolistas la repera, pero está claro que uno de los dos deberían ser de la partida desde el inicio.
El Depor es todo lo que se quiera menos equipo, no hay sensación de grupo que luche con ganas por los colores
Claro que Mel tampoco tiene la culpa de la desgraciada acción de Arribas que propicia el 0-1 del Espanyol, ni mucho menos, pero esa circunstancia pudo cambiar el rumbo de los acontecimientos.
Está claro que el Depor es todo lo que se quiera, pero menos un equipo. Esa sensación tan importante para competir no la da ni por asomo y eso es una labor del entrenador, de nadie más. No vale que el equipo se ‘enchufe’ con el inicio de la segunda parte, porque dio la sensación de haber tirado los primeros 45 minutos. La credibilidad del entrenador está ya en entredicho, y la de Richard Barral hace tiempo que se perdió. Tanta interinidad en el vestuario blanquiazul es lesiva para los intereses del RC Deportivo, así que confiemos en que los de abajo nos sigan manteniendo a flote. Competimos sin rumbo y a la deriva. ¡País!
