Lo importante es que el glorioso gane. Da igual la forma. Como si se pone Barritos de portero. Partimos de la base de que no se cuestiona que juegue uno u otro si el Deportivo soluciona parte de sus problemas; pero hemos de convenir que la gestión de la portería blanquiazul ha sido nefasta desde casi todos los ángulos.
El director deportivo, Ríchard Barral, tiene uno de sus grandes desaciertos en la conformación de la meta. A Mel no le sirven Tyton ni Pantilimon y, con Rubén lesionado, no le ha quedado más remedio que hacer jugar a Francis, que debe seguir ocupando el marco después del partido de Eibar.
La psicología del madrileño tiene que ser para nota si consigue que el polaco y el rumano no se vengan abajo de manera definitiva esta temporada y aguanten la presión del banquillo o de no ser ni tan si quiera convocados.
Em estos lares ya vimos emerger la figura de Fabricio pasando al ostracismo Aouate y Munúa, eso sí, por temas extradeportivos y no por fútbol
Hasta aquí, todo correcto. El problema lo tiene el que ficha. Pero cuando regrese Rubén, si Francis se merece jugar, ¿qué hará el entrenador? Cortar la racha del nigeriano (en caso de que la tenga) no sería justo, y se encontraría no con dos, sino con los tres porteros de la primera plantilla sin minutos y derrumbados. Que nadie se asuste. Ya lo vimos por estos lares (con un fondo distinto) cuando Munúa y Aouate se liaron a cachetes en el vestuario y emergió la figura del añorado Fabricio.
Además, y acabo como empiezo, lo importante es que el glorioso gane. Da igual la forma. Como si se pone Barritos de portero.
