Un equipo que ha ganado cuatro partidos en toda la temporada, ¡cuatro! ¿va a ganar, por ejemplo, cuatro de diez hasta el final? Que no me diga nadie lo de que ‘no podemos darnos por perdidos, que quedan puntos’, porque tengo la sensación de que los entrenadores de los rivales le dicen a los suyos: “juntitos, ordenaditos y a esperar a que fallen, porque siempre fallan”.
Que no me cuenten milongas sobre posibilidades, puntos en juego, estadísticas y demás, porque incluso ateniéndonos a eso, el Deportivo está en Segunda División. En breve, ya comenzaremos a escuchar lo de siempre, que la culpa es de la prensa... porque no animamos... No se preocupen, que ya escucharemos disparates a porrillo. Que no me digan que lo de mañana no es una final, que aun no ganando, habría... ¿qué habría?
Ganen ustedes y hablamos. Venzan y convenzan de una vez y hablamos hasta de esperanza. El problema es que los deportivistas, que saben más de su escudo y de su club que Seedorf, ven al Depor en Segunda y sin un plan. Que no nos cuenten tonterías. Si de lo que se trata es de que se recupere un poco de ilusión para, por lo menos, tener algo de esperanza, que ganen ‘ya’. Digan lo que digan, no vencer mañana es sinónimo de descender. Y por la vía rápida.
