¿DE VERDAD NO HAY PARA MÁS?
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17º-23º

¿DE VERDAD NO HAY PARA MÁS?


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Hay una frase mítica en el mundo del fútbol que es la de que te dé “un ataque de entrenador”. Desconozco si Pepe Mel es o no ajeno a este mal, que le suele ocurrir a casi todos los técnicos en algunos momentos de la temporada o por el contrario lo padece de manera habitual.

El caso es que el equipo deportivista saltó este domingo al terreno de juego con un solo punta, con un esquema de acumulación de hombres en la media, con una defensa un tanto lenta... Con un guion distinto al que parecía escribirse durante la semana y, sin duda, diametralmente opuesto a lo que el técnico ha manifestado en no pocas ocasiones.

Lo del 1-4-4-2, lo de tener una terna de delanteros de calidad que, por lo que se aprecia, no veremos junta salvo hecatombe o propósito de remontada, como este domingo o lo de manejar los partidos, parece del género de la fantasía.

Lo mismo se puede decir del discurso del técnico antes del choque, cuando decía que sus jugadores sabían cómo hacer daño a una defensa de cinco... Costó Dios y ayuda superar al equipo gerundense en la mayoría de las fases. Solo con el choque deslabazado el Depor encontró espacios para hacer algo, pero esto de los espacios, ya se sabe. Primero se crean, luego se ocupan y después se utilizan.

Lo enseñó bien el conjunto catalán, con el 1-2, en una jugada de errores defensivos impropia de un equipo de Primera División.

¿De verdad no hay para más? Independientemente de que el colegiado, Gil Manzano, fue un verdadero desastre para el Deportivo, nos quedamos un partido más con la misma nefasta sensación de que  el equipo no sabe muy bien a lo que juega, comete errores infantiles, se mueve a impulsos y no tiene continuidad. Es demasiado para el deportivismo. Con la mejor plantilla de los últimos años y superados por un recién ascendido que se dedica, básicamente, a defender. Y volvemos a preguntar: ¿De verdad no hay para más?

¿DE VERDAD NO HAY PARA MÁS?

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