A media tarde del viernes el mundo del balón se hacía eco del fallecimiento de Carlos Alberto Silva, exentrenador del Deportivo, de la selección brasileña del Porto, Sao Paulo, Cruzeiro... Cuando el técnico llegó a A Coruña el Depor, con un gran equipo, se debatía en problemas de gestión de plantilla después del enfrentamiento entre Rivaldo y Jonh Toshack.
La etapa del galés en A Coruña fue bastante extraña. Pasamos de la tranquilidad que nos daba Arsenio Iglesias al nerviosismo que irradiaba el preparador británico. Entonces, después de la salida de `Long John' llegó Carlos Alberto Silva. Un caballero. Una buena persona; afable y cercano, siempre dispuesto a ayudar a futbolistas, compañeros o periodistas cuando `damos la lata' en pos de realizar nuestro trabajo. Tras estabilizar al Depor y dejarlo en la tercera plaza de la Liga en la temporada 96/97, comenzó mal en la 97/98 y fue cesado tras un par de meses de campeonato, en gran parte, porque la marcha de Rivaldo convulsionó a la plantilla y la dejó muy tocada.
Se marchó como llegó, con una sonrisa, con su aire noble, y con más amigos de los que tenía antes de visitar Marineda. Su luz se apagó ayer, a los 77 años, después de una vida entregada al fútbol y a los valores de la propia vida. El Deportivo, los periodistas de esta ciudad, tuvimos el privilegio de aprender de uno de los más grandes y siempre recordaremos que a la `cualidade' hay que sumarle trabajo, responsabilidad y unas buenas dosis de sonrisas. Descansa en paz, Profesor.
