El Fabril se baña de bronce con el ascenso
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17º-23º

El Fabril se baña de bronce con el ascenso

El Fabril se baña de bronce con el ascenso
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Título y ascenso. El Fabril le puso el broche a una temporada que remató ayer en el escenario ideal. El filial del Deportivo jugará en Segunda División B la próxima temporada tras ganar (2-0) al Cacereño en Riazor. Galán y Queijeiro, que metieron en el primer minuto y en el último de la segunda mitad, fueron dos de los héroes de un equipo que acabó cumpliendo todos los objetivos que se propuso antes de comenzar el curso.

Tenía buena pinta el sorteo hace quince días. El Cacereño, que no era favorito al título en su grupo, el de Extremadura, no parecía el primer clasificado más complicado para disputarle el ascenso en la fase de campeones. La ida se jugó en un patatal -en la Tercera gallega no hay un campo en peor estado que el Príncipe Felipe­ y se resolvió con 0-0. El desenlace se jugaría en Riazor, campo totalmente opuesto al del Cacereño.

Llamó la atención la entrada al partido de ambos equipos. Se esperaba un Fabril dominador monopolizando la posesión de balón, con mucho control en los primeros minutos. Se esperaba también un Cacereño sin asumir riesgos, despreciando la pelota y centrado en mantener la portería a cero. Ni el Fabril fue capaz de controlar los razonables nervios del arranque ni el Cacereño se mostró como un pulpo en un garaje. Se vio más entero y cómodo al equipo extremeño, incluso metió un balón dentro de la portería de Cobo ­situación de Martins invalidada por fuera de juego­ y gastó una fase de partido en la que fue capaz de quitarle la posesión al filial con cierto criterio.

El problema del Fabril era la falta de paciencia. Con un arsenal de jugadores capacitados para llevar el control del juego, el equipo blanquiazul obvió la ansiedad superado el cuarto de hora y apostó por las elaboraciones largas, aunque sin que participasen demasiado los jugadores de zonas interiores. El objetivo parecía llevar el balón fuera para que Pinchi, que no estuvo acertado en el primer tiempo aunque mejoró en el segundo, y Borja Galán, el futbolista más explosivo del Fabril en el encuentro, buscasen situaciones de uno contra uno con los laterales del Cacereño. Galán lo hizo tan bien que en ese intervalo de tiempo, en el primer tercio de encuentro, le provocó una tarjeta amarilla al carrilero zurdo Pablo Molina y no lo expulsó porque el árbitro no quiso, ya que, poco después de esa amarilla, recibió entrada de amonestación. A medida que transcurrían minutos y jugadas, el Fabril sufría menos. Solo en situaciones a balón parado - faltas laterales y, sobre todo saques de banda - el Cacereño conseguía pisar el área de un Cobo muy, muy seguro durante los 90 minutos.

DUDAS. El Cacereño jugó con más calma y control que el Fabril hasta el minuto 15

TORBELLINO. Borja Galán fue el MVP del partido; provocó tres amarillas y anotó el 1- 0

Las ocasiones más claras se guardaron para los dos últimos minutos de la primera mitad. Una gran galopada de Jardel en una caída a banda derecha terminó con un centro tenso al corazón del área pequeña. Pinchi pisó área pero no le dio tiempo de llegar a una buena zona de remate. Alcanzó, forzado, la pelota en el segundo palo pero sin opción de remate claro. La réplica del Cacereño, superado el minuto 45, nació en una falta lateral bien botada a la zona del punto de penalti. Pino se deshizo de la marca de Monsalve y remató de cabeza bastante cómodo. Riazor contuvo la respiración hasta que comprobó que el balón no entraba en la portería y el primer tiempo terminó con un susto de los buenos pero con el 0-0 inicial.

CONTROL

Suele denominarse gol psicológico ese que se marca minutos antes del descanso. Cuanto más cerca del pitido final del primer tiempo, más psicológico. ¿Y los goles en el primer minuto del segundo tiempo? Tal vez, más psicológico todavía. A un gol en el 44 se le puede buscar alternativa en el descanso con 15 minutos para planear cómo. Es más difícil responder a un tanto a los 30 segundos del segundo periodo, ese que marcó Galán de tiro cruzado aprovechando un mal control orientado de Jardel. El '11' blanquiazul acomodó el cuero ligeramente escorado a la derecha pero encima del borde del área y soltó un derechazo cruzado al que no reaccionó (1-0) Camacho.

CONTROL. La entrada de Queijeiro por Manu Molina le dio equilibrio al filial del Depor

El partido estaba donde quería el Fabril pero un gol del Cacereño, el 1-1, le daría la clasificación al conjunto extremeño. No fue capaz de sentenciar el Fabril pese a llevar el control prácticamente absoluto y, a falta de diez para el final, en un balón colgado al área local, Artigas se hizo con la pelota en una situación inmejorable para hacer el empate, pero la figura de Cobo, inmenso en toda la eliminatoria, surgió para desbaratar en el mano a mano la opción más clara del partido para el Cacereño.

SUSTITUCIONES

Los dos primeros cambios realizados por Cristóbal, Borja Domingo ­el refresco que podría necesitar el filial en ataque para mantener la intensidad­ y Álvaro Queijeiro ­la pausa y el control en el centro del campo ­le dieron un plus al filial, que se permitió sentenciar sobre la bocina, ya en el minuto 90. De un saque de banda de Blas, esa especialidad del Cacereño con balones colgados de Elías, Queijeiro se encontró ante una volea en el balcón del área. La pelota, dura y bien dirigida, entró (2-0) pegada al palo derecho de Camacho. El estallido fue monumental. La tángana posterior, una anécdota de mal gusto que solo perjudicó al Cacereño con la fea expulsión de Copete. Y el Fabril ascendió. Y Riazor se bañó de bronce.


El Fabril se baña de bronce con el ascenso

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