El drama que no cesa
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El drama que no cesa

El drama que no cesa
Jorge Sanz volvió a ser el mejor activo de un Aranzana cuya pizarra sigue sin funcionar | CB Prat

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El Basquet Coruña se acostó como 'farolillo rojo’ de pleno derecho tras otra clara derrota en la que, además, su imagen no mejoró, más bien lo contrario, la de la pasada jornada en casa ante el Valladolid.

Ni la buena situación del CB Prat –llegaba como colíder– sirve como excusa para otra actuación deprimente de un cuadro herculino que solo dio la cara en el primer cuarto (19-20), a pesar de que en esos 10 minutos ya exhibió una de sus debilidades del día, el rebote defensivo.

Los pupilos de Arturo Álvarez se hincharon a capturar y rebañar balones en el aro naranja, una sustanciosa fuente de segundas opciones. En espcial el recién fichado Martynas Andriuskevicius. El exNBA abusó desde sus 218 centímetros de los interiores del Coruña. Tres puntos suyos iniciaron un parcial de 11-0 en el segundo cuarto que rompería el encuentro, no por la distancia (38-28) sino por las malas sensaciones que empezó a destilar la ‘marea naranja’, incapaz de capturar un solo rechace en aro rival en los primeros 20 minutos (41-30).

Triples lapidarios
A la vuelta de vestuarios, primeros compases de intercambio de canastas, dinámica que perjudicó todavía más al Basquet Coruña porque, mientras anotaba de dos en dos, su rival lo hacía de tres en tres gracias a Josep Pérez. Un acierto del base desde 6.75 y una canasta sin opsición bajo el aro de Emanuel Cate ceraron un parcial de 10-2 que dejó a los de Gustavo Aranazana con las piernas de trapo (52-36).

Poco importaba el tremendo caserismo –sin incidencia alguna en el marcador– de una pareja arbitral que en el segundo periodo señaló una antideportiva –por manotazo en las partes blandas– del ‘sospechoso habitual’ Marc Blanch sobre Jonathan Gillling, quien se fue a por él, para luego dejar el incidente en falta normal y saque de fondo.

Colegiados al margen, la renta catalana siguió creciendo ante la inoperancia, a ambos lados de la pista, de los visitantes. Blanch, sobre la bocina, registró una nueva máxima de 22 tantos (64-42).

2 CEROS. En la primera mitad, el Coruña no fue capaz de coger un solo rebote en aro rival, y Cooney erró sus ocho tiros de campo

Los 10 minutos finales fueron lo mejor de la ‘marea naranja’, no porque su juego mejorase una barbaridad, sino porque al menos demostró amor propio y no bajó nunca los brazos. Sí lo hizo el Prat cuando se vio 23 arriba (68-45) a falta algo más de seis minutos.

Ahí empezó la labor de maquillaje naranja, una fina capa que apenas dio para cubrir superficialmente los 59 puntos anotados en Riazor ocho días antes, pero mantiene al descubierto un juego tan preocupante como el balance (1-4).

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