Y Valdés por fin apagó las luces
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Y Valdés por fin apagó las luces

Y Valdés por fin apagó las luces
El portero ha 'apagado' sus redes sociales a modo de desoedida definitiva (EFE)

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"Cuando se apague la luz, que un día se apagará, yo estaré con los niños, enseñándoles lo que pueden llegar a ser cuando se encienda la luz. Pero yo ya no. Espero que cuando la luz se apague, sea difícil encontrarme", avanzó durante una entrevista a la televisión colombiana RCN concedida en 2015.

Víctor Valdés, probablemente el mejor portero que ha tenido el Barcelona en su historia, ha decidido apagar definitivamente las luces, aunque ya hace más de medio año que no se sube a los escenarios.

Y es que el meta catalán (L'Hospitalet de Llobregat, Barcelona, 14 de enero de 1982) estaba retirado del fútbol profesional desde que finalizara su contrato con el Middelsbrough al final de la pasada temporada.

Esta semana, a punto de cumplir los 36 años, ha decidido desaparecer definitivamente de la vida pública eliminando su perfil de portero internacional en todas las redes sociales para sumergirse en su anhelado anonimato.

Valdés, el niño que, como él mismo reconoció, nunca quiso ser portero, siempre ha soñado con desaparecer sin dejar rastro. Incluso cuando el Barça le brindó la posibilidad de despedirse con todos los honores, tras doce años gloriosos (2002-14) en los que disputó 602 partidos defendiendo la portería del conjunto azulgrana.

Con el Barcelona firmó actuaciones memorables, siendo decisivo en finales de Champions como las de París o Roma. Ganó 6 Ligas, 2 Copas del Rey, 6 Supercopas de España, 3 Ligas de Campeones, 2 Mundiales de Clubes y 2 Supercopas de Europa. Hasta que dijo basta.

Pensó que era el momento de iniciar una nueva aventura, y año y medio antes de acabar su contrato, anunció que no pensaba renovar, porque quería acabar su carrera lejos del Camp Nou. Solo alguien como él puede querer despedirse de esa manera del club de su vida.

La mala suerte se cebó con Valdés el 26 de marzo de 2014 cuando, aun como azulgrana, en un partido de Liga ante el Celta, se rompería el ligamento cruzado de su rodilla derecha, una lesión que frustraría su fichaje millonario por el Mónaco y la posibilidad de disputar el Mundial de Brasil con España.

Con la 'Roja' ganó el Mundial de Sudáfrica 2010 y la Eurocopa de Polonia y Ucrania 2012, pero siempre vivió a la sombra de Iker Casillas. Este jueves, el guardameta madrileño se ha acordado de él en su cuenta oficial de Twitter.

"No hace falta ver tu palmarés para saber lo grande que has sido. ¡Suerte en tu nueve etapa, Víctor", ha escrito junto a una fotografía en la que aparecen ambos abrazándose en un partido de la selección.

Cuando Valdés escuchó aquel chasquido en su rodilla derecha supo que su carrera había cambiado para siempre. El infortunio le había arruinado la posibilidad de firmar el contrato de su vida. Y, sin un club donde cobijarse, se marchó a Alemania a recuperarse de la lesión.

"Volví a la vida real, a pagar un café, a tocar monedas. Allí me compraba mi billete de tranvía, iba con muletas, estaba solo", recuerda en esa cruda entrevista a la televisión colombiana sobre aquella etapa de tres meses en Augsburgo.

Otro quizá no lo hubiera soportado, pero para Víctor, volver a ser un ciudadano de a pie en un lugar donde nadie le paraba para hacerse una foto o a pedirle un autógrafo, no fue un descenso a los infiernos. En realidad le supo a gloria.

El que fuera cinco veces portero menos goleado de la Liga española (2005, 2009, 2010, 2011 y 2012), intentó rehabilitarse como futbolista en el Manchester United, con el que firmó un contrato de año y medio más otro opcional en enero de 2015.

Pero de nuevo se cruzó en su camino el técnico holandés Louis van Gaal, con quien años atrás ya tuvo un agrio enfrentamiento después de que le obligara a volver al Barça B tras hacerlo debutar con el primer equipo.

El terrible temperamento de portero y entrenador volvía a coincidir en un mismo vestuario con idéntico resultado. El conflicto estalló esta vez cuando Van Gaal quiso que Valdés jugara con el equipo reserva. Al final, el español, que acabó siendo apartado de la primera plantilla, tuvo que buscarse la vida en otro sitio.

Su destino fue el Standard de Lieja belga, donde llegó como cedido en el mercado de invierno de la temporada 2015-2016. De ahí, se marchó al Middlesbrough, equipo en el que jugó la pasada temporada -la última de su carrera- a las órdenes de Aitor Karanka.

Pero desde la lesión, Víctor Valdés no había vuelto a ser el mismo y él lo sabía. En su cabeza hacía tiempo que rondaba la idea de colgar los guantes y empezar una nueva etapa, como hombre de negocios, alejado del fútbol.

Él, que nunca quiso ser portero, lo ha dejado, como siempre, a su manera. Primero, bajándose del escenario, sin hacer ruido. Y meses después, apagando definitivamente los focos.

Como si la oscuridad de las redes pudiera borrarle de un plumazo de la historia del fútbol. Como si no existieran ni las videotecas ni las hemerotecas, ni los museos llenos de Copas, ni las hojas de servicios, ni los recuerdos de los aficionados al fútbol que tuvieron la suerte de ver cómo paraba Víctor Valdés, probablemente el mejor guardameta que jamás ha tenido el Barcelona.

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