El análisis del Depor-Levante, por Chollas
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17º-23º

El análisis del Depor-Levante, por Chollas

El análisis del Depor-Levante, por Chollas
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Cristóbal decidió introducir en el equipo titular, debido a la lesión de Mosquera, a Carles Gil y a Sidnei en lugar del jugador del filial One. Comenzó el partido con muchos nervios e imprecisiones y cometiendo numerosos errores no forzados. El Depor tenía el balón pero, ni siquiera en fase de inicio como sí hizo contra el Valencia, tuvo claridad con él y fue capaz de generar ocasiones de gol.

Al igual que partidos anteriores, Guilherme se colocaba al lado de Schär, la mayoría de las veces en el sector derecho, para hacer salida con tres jugadores en primera línea. En dicha fase de inicio los laterales saltaban línea y Borges y Carles Gil se repartían el espacio central, alternando este último, posiciones de centrocampista, mediapunta o interior derecho intercambiando con Lucas.

Con dicho planteamiento en uno de los primeros ataques, minuto 3, Borges se durmió en fase de inicio y le supuso la primera amarilla que, a la postre, sería importantísima en el devenir del partido. Mucho le estaba costando arrancar en el partido al equipo coruñés; muy nervioso, sin confianza y perdiendo varios pases interiores desde primera línea que acabarían en sendos acercamientos del Levante.

Hasta el minuto 12 no se vio el primer acercamiento del Depor a la portería del Levante y fue gracias a una jugada medianamente elaborada en la cual Lucas cambió el frente de ataque para la incorporación y posterior centro de Luisinho. Así iban pasando los minutos en el estadio herculino hasta que; sin merecerlo, no como en otras ocasiones, el Depor encontró el gol en un una acción a balón parado. Lucas puso un auténtico ‘caramelo’ en forma de centro lateral, encontró a Adrián, que solo convirtió el 1-0. Por una vez, la fortuna favorecía al Depor.

“Lucas puso un auténtico caramelo en forma de centro lateral encontrando a Adrián solo para hacer el 1-0”

El equipo de Cristóbal seguía sintiéndose incómodo en el partido contra un conjunto que, sin hacer nada, le había dado algún que otro susto y no le permitía construir su juego. El Levante alternó a lo largo del partido el posicionamiento plegado y el replegado siempre con 2 delanteros presionando la fase de inicio deportivista. Parecía el mismo plan de partido de Marcelino en la anterior jornada en Riazor.

En el minuto 33, en un balón aéreo, Borges sacó el brazo a pasear y el Depor se quedó con diez jugadores. Una verdadera pena porque el internacional costarricense estaba siendo de lo mejor del equipo realizando un trabajo gris realmente excepcional. Cristóbal cambió del 1-4-2-3-1 o 1-4-3-3 a un 1-4-4-1, entrando Valverde por Lucas y pasando Gil a la banda derecha y quedando, por tanto, Andone solo arriba en el sector central. Me dio toda la impresión de que Cristóbal entendió que los jugadores de banda iban a tener que trabajar mucho el resto del partido tanto ofensiva como defensivamente y entendió que Gil lo haría mejor que Lucas.

“Cristóbal entendió, tras la expulsión de Borges, que Gil lo haría mejor que Lucas a nivel de trabajo”

Justo antes del descanso, un pase magistralmente filtrado por Carles Gil enlazó con uno de los múltiples desmarques de ruptura de Andone y el segundo gol subió al marcador; 2-0, descanso y muchos deportivistas se frotaban los ojos.

En la segunda parte la película cambió; el Depor salió bastante dormido, sin confianza y, quizás, demasiado replegado; consiguiendo así el Levante, sin hacer nada del otro mundo, encerrar al Depor en su propio campo. Al Deportivo le duraba muy poco la posesión, tanto en la fase ofensiva como en las transiciones, y eso fue su principal verdugo. 

En esta segunda parte el equipo deportivista sólo se dedicó a defender; no pensó en ningún momento en el balón; en tenerlo, en mantenerlo y mimarlo, en utilizarlo para no tener que correr detrás de él, en cometer una herejía táctica utilizándolo como principio defensivo; lo pagó.

En su fase ofensiva la circulación era lenta; el ‘timming’ de las parejas verticales pocas veces era el adecuado; pocos desmarques en profundidad de jugadores de segunda línea que favoreciesen espacios intermedios o que pudiesen recibir a la espalda de su última línea, y la profundidad en el ataque estático era, por momentos, tarea imposible. Por otra parte, en las transiciones ofensivas el Deportivo no era capaz ni de dispersarse rápido y adecuadamente, para facilitar diferentes líneas de pase; ni era capaz de asegurar esas primeras evoluciones del contraataque.

Por todo ello, el Depor, por muchos momentos, no conseguía salir de su campo y, por tanto, defendió durante muchos minutos en campo propio. Toda una segunda parte con un jugador menos, defendiendo en campo propio, con nerviosismo y con los mismos problemas defensivos de otras ocasiones se antojaban eternos. El ‘run run’ en la grada cada vez era mayor y se  veía venir que el gol visitante era cuestión de tiempo, ya que el Levante, sobre todo con Boateng, era capaz de tocar o rematar todo centro lateral o balón que iba al área. 

“El ‘run run’ era cada vez mayor en la grada en el segundo tiempo y se veía venir el gol visitante”

Insisto otra semana más en el tema de los centros laterales. Son muchos los goles que ha recibido a partir de ellos. Contra el Levante debutaba, en la defensa deportivista,
Bóveda, de forma bastante correcta, pero fue Schär el que más problemas tuvo; sobre todo en dichos centros laterales. El central suizo defendió dichos centros laterales priorizando siempre la posición del balón, sólo tomando la referencia de él y perdiendo la referencia de su marca. En múltiples ocasiones defendía por delante o sin referencia y fue en una de esas en la que Roger controló solo un centro lateral a la espalda del central y Rubén, valiente y rápido, consiguió solventar tirándose al suelo a por el balón. 

Tanto fue el cántaro a la fuente que al final, tras un centro lateral en una acción a balón parado, el balón le cayó a Ivi que, con un tiro cruzado, subió el 2-1 al marcador y los nervios deportivistas se dispararon. 

A partir de ahí el equipo se replegó más, el balón cada vez le duraba menos y encima el nerviosismo, desconfianza y acongojo de los jugadores iba ‘in crescendo’; ecuación peligrosa para mantener un resultado. Con todos estos mimbres al final llegó el gol del empate levantinista; de nuevo Ivi controló en el flanco izquierdo visitante y con otro tiro cruzado anotó el definitivo 2-2.

Así acabó el partido; pidiendo la hora, con miedo a perder un valioso punto y un partido que iba ganando al descanso 2-0 pero que no supo o pudo mantener en la segunda mitad. El equipo deportivista necesitó del balón para poder gestionar esa inferioridad numérica y esa ventaja en el marcador; pero no lo tuvo en ningún momento y terminó pagándolo.

“El Depor necesitó el balón para poder gestionar la inferioridad numérica pero no lo tuvo en ningún momento”


LO MEJOR

  1. Andone. El mejor. El partido se puso como más le favorece o beneficia al delantero rumano, con su equipo replegado, con espacio para correr... Pero, además del bonito gol, estuvo muy activo todo el encuentro: peleando todo y con todos, aguantando todos los balones de espaldas, tirando mil desmarques de ruptura, contagiando y levantando a la grada con su ímpetu. Fue, de largo, el mejor del partido y, tal y como está la competición y el equipo ahora mismo, me quedo con once Andones.
  2. Carles Gil. Estuvo valiente Cristóbal dejándolo en el campo y mandando a los vestuarios a Lucas. La decisión le dio la razón. El centrocampista dio una sensacional asistencia a Andone en el segundo gol. Fue de los pocos capaces de mantener la posesión y jugar con criterio y, por último, lo acompañó con un gran trabajo de ayuda en la faceta defensiva.
  3. Adrián. No fue su mejor partido pero, aún así, anotó un gol y cuando tiene el balón es un jugador diferente y con calidad y criterio en los últimos metros. El equipo necesita de él mayor constancia durante la temporada y durante los encuentros.

LO PEOR

  1. Centros laterales. El equipo no los defiende bien y encaja goles a partir de ellos en primera o segunda acción.
  2. El nerviosismo. El equipo estuvo siempre muy nervioso, lo cual, se tradujo es un posicionamiento muy replegado. No ser capaz de dar tres pases seguidos, sensación de que se iba a encajar un gol en cualquier momento en la segunda parte.
  3. Fragilidad defensiva. Otro partido más parece que al equipo le generan ocasiones con una facilidad pasmosa y que los rivales no necesitan mucho para inquietar la portería herculina.

El análisis del Depor-Levante, por Chollas

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